Por Enric Berenguer
A principios de siglo XX, desde antes y hasta más tarde del fin de la Primera Guerra Mundial hubo un conflicto revolucionario, la revolución mexicana, que llegó a producir una cantidad incierta de víctimas, los censos de 1910 y 1921 indican una diferencia de 1 millón de personas, aunque eso no refleja la caída de natalidad y las víctimas de la epidemia de gripe de 1918, las cifras que se manejan están entre 1 millón y 2 millones contando a todos los afectados.
Otra característica importante para tener en cuenta fue el carácter de revolución popular de las clases más desfavorecidas, no era una revolución de las clases medias, México ya había hecho esa revolución. Su duración, con todas sus vicisitudes, llegó hasta ese año 1921 y algunos historiadores la alargan hasta la muerte por asesinato del presidente electo Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928 y su sucesión por Plutarco Elías Calles, quién al año siguiente, 1929, fundó el PRI (Partido revolucionario Institucional).
Todo ese proceso fue documentado gráficamente, en fotografías y películas, algunos líderes llegaron a contratar directores de cine de Hollywood y fotógrafos de todo el mundo se desplazaron a México para hacerlo, sobre todo cuando finalizó la Gran Guerra. Pero hay que considerar que en México había muchos fotógrafos y de gran profesionalidad, que cubrieron los diferentes brotes revolucionarios, en los dos bandos desde el fin del Porfiriato, lapso de tiempo durante el que gobernó el general Porfirio Díaz, entre 1884 y 1911, el levantamiento se produjo en 1910 a consecuencia de las últimas elecciones fraudulentas de Díaz. Entre estos fotógrafos destaco un estudio familiar que cubrió todo ese momento histórico, el anterior desde 1900 y el posterior hasta la década de 1970.
Los fundadores fueron los hermanos Agustín Víctor y Miguel Casasola, que en 1900 empezaron su trabajo documental, fotografiaron toda la vida mexicana, todas las clases, desde los altos cargos del Partido liberal a los habitantes de los pueblos y haciendas que trabajaban por la mera subsistencia casi como siervos adscritos a la tierra.
Los Casasola eran unos profesionales que dedicaron todos sus esfuerzos a que todo quedara reflejado, y también aprendieron y aplicaron todos los nuevos conocimientos que se estaban produciendo; avances en los campos de la química fotográfica, nuevas cámaras, etc. Al principio trabajaban con pesados equipos de gran formato que dificultaban mucho el trabajo, y más tarde con las nuevas cámaras de película más reducidas y manejables, aunque en esos años de la Revolución todo se hacia con las cámaras de placas, una verdadera heroicidad.
Espero que os gusten y sorprendan tanto como lo sentí yo cuando vi su material por primera vez, se dice que hay un archivo depositado en el Archivo Nacional de México que contiene 600.000 fotografías, para aquella época significa una producción de 10.000 negativos anuales. El equipo lo formaban la familia y los empleados, hay que mencionar a Manuel Ramos y Heliodoro Juan Gutiérrez, este último colaboró con ellos a través de la Asociación de Fotógrafos de México, Sociedad Mutualista, fundada por Agustín Víctor Casasola como primer presidente y de la que Heliodoro también fue presidente.
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Enric Berenguer. Fotógrafo profesional, graduado en Historia por la Universitat de Barcelona, ha sido profesor en escuelas de diseño y es miembro del Consell Rector de la Federació de Cooperatives de Consumidors i Usuaris de Catalunya. Ha publicado numerosos libros y catálogos de arte para la Generalitat de Catalunya, Institut Català d’Estudis Mediterranis, Ajuntament de Barcelona, Col.legi d’Arquitectes de Catalunya, etc.
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