Por ESTELLA ACOSTA PÉREZ
Un encuentro con el delegado del Frente Polisario en la Comunidad de Madrid, en exclusiva para Pasos a la izquierda y gracias a un amigo común. Un fructífero diálogo, acompañado del té saharaui. Un análisis comprometido que no me atrevo a poner totalmente en su voz, porque no pretendo pasar por periodista ni que me acusen de pretender serlo.
Pensando en la buena información de que disponen nuestros lectores y que con toda seguridad estarán solidarizados con la causa saharaui, no quisiera entrar en derroteros descriptivos de los orígenes del conflicto. En estos momentos, son necesarias algunas referencias no mencionadas por ignorancia o por manipulación, aunque en el fondo intentamos sustraernos a la vorágine de noticias de los últimos días. Pero sería negativo no aclarar algunas de los mantras que se han repetido hasta la extenuación con el objetivo de desgastar al gobierno, “en el fondo es un problema interno de España en el que no debo entrar” me dice Alisalem. También es incomprensible que el jefe de la oposición española se reúna con los presidentes de los partidos más nacionalistas que reclaman Ceuta y Melilla, en plena crisis creada y manipulada por Marruecos.
A quienes intenten confundir a la opinión pública: ha quedado muy claro que el presidente Ghali entró y salió con pasaporte diplomático argelino con su nombre, que voluntariamente se puso a disposición de la justicia y se ha marchado unas cuantas horas después de que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, en su auto, decidiera no limitar sus movimientos ni decretara ninguna medida contra él. Tal vez, así queda evidente aquello de las razones “humanitarias”, obligando a Marruecos a reconocer el fondo de la cuestión.
Y en esta última cuestión, su análisis completa espacios vacíos de mis ideas previas, sobre los orígenes de las acciones recientes. “Marruecos está muy nervioso”, por unas cuantas razones de peso externas pero también internas:
A) No le ha dado ningún resultado claro la loca política internacional de Trump. Calculaban que podría extenderse a otros socios europeos y ha sido un fracaso. Incluso ahora, aunque Biden no retire la medida, ya han vuelto a referirse a las Naciones Unidas. EEUU no puede insistir en saltarse el Derecho Internacional.
B) Por tercera vez, la RASD ha recurrido ante el Alto Tribunal Europeo de Luxemburgo los acuerdos comerciales y de pesca firmados entre Marruecos y la Unión Europea, después de dos sentencias favorables que dictaminan con claridad que Marruecos no puede incluir el Sáhara Occidental en sus acuerdos bilaterales con la UE, por carecer de soberanía sobre el territorio saharaui. Está a punto de salir ese tercer juicio y todas las autoridades jurídicas y organizaciones internacionales, como la ONU o la Unión Africana, insisten en que es un territorio a descolonizar.
C) En la Unión Africana, donde Marruecos se ha introducido últimamente, la República Árabe Saharaui Democrática es miembro constituyente y la mayoría de los países ejercen un reconocimiento de pleno derecho y el rey Mohamed VI, no sólo está obligado a compartir espacios con el Presidente saharaui Brahim Ghali, sino que tiene que escuchar críticas de los otros países sobre su anexión ilegal de parte del territorio saharaui y acusaciones de atentar contra los derechos humanos en los territorios ocupados.
D) Anunciaron con mucha publicidad las localizaciones de las maniobras militares conjuntas con EEUU “African Lion 21” que abarcaban el Sáhara Occidental, en las que España se ha negado a participar. Se iniciaron situaciones dudosas y finalmente Estados Unidos desmintió la versión marroquí, confirmando que todas las operaciones programadas tendrán lugar en el sur del territorio de Marruecos, fuera de los límites del Sahara Occidental reconocidos internacionalmente.
En cuanto a la política interior, la situación económica y social de Marruecos está en situación crítica, sin turismo por la pandemia, con movilizaciones populares por la pobreza, el movimiento del Rif y, recientemente, la movilización de apoyo a Palestina y en contra de las relaciones diplomáticas de su país con Israel. Sus lazos con Israel no son de ahora por el reconocimiento con el que les premió Trump, sino tradicionales, desde anteriores enfrentamientos con el mundo árabe. El consejero de Hassan II que ahora es anciano, pero sigue con su hijo, es judío y hay varios ministros en el actual gobierno de Israel que son de origen marroquí. Marruecos siempre ha tenido problemas con algunos países árabes por sus compromisos con Israel (y con EEUU).
Por estas y otras razones internacionales ocultan la capacidad de hostigamiento del Ejército de Liberación Popular saharaui a lo largo del muro; frontera que empezó a construirse como protección, desde antes de terminar la guerra del 75 al 91. Los soldados marroquíes muertos en esos combates los están devolviendo a sus familias como afectados por el coronavirus o por picaduras de serpientes del desierto. Quieren ocultar esta guerra porque no reconocen que han roto el alto el fuego, no les interesa que aparezca un conflicto grave en medio de los problemas geopolíticos y geoestratégicos que existen en toda la región. No se trata sólo del Sáhara Occidental, como si fuera un hecho aislado. Implica también a Mauritania, a Argelia, al polvorín del Sahel y por lo tanto a los intereses de Europa.
Por otra parte, no disponen de un ejército convencido, sino que en general es un puesto de trabajo en una sociedad muy desigual y empobrecida. Y tienen que enfrentarse a un ejército con muchos menos recursos pero “con el reto y el desafío de defender la libertad y la dignidad de su pueblo y su territorio, con total convicción y determinación”. Un ejército que no va a abandonar una lucha que se plantea a largo plazo, como guerra de guerrillas, “que es lo que sabemos hacer y estamos dispuestos a morir por una causa justa” concluye Alisalem. “Comete un error quien lo analiza comparando el poderío tecnológico o numérico de los dos ejércitos”.
Al pueblo saharaui lo asiste el derecho internacional y los derechos humanos, pero Marruecos sigue rechazando uno tras otro a los representantes de la Naciones Unidas desde que renunció Köhler. Se renueva el mandato de la MINURSO, sin peso político, pero no para realizar el referéndum, ni siquiera para promover de forma real las negociaciones; además, Francia bloquea e impide cualquier avance en el Consejo de Seguridad. Aunque ya se están produciendo dificultades en la venta de los fosfatos, que se ha suspendido. Aunque existe una escalada diplomática para conseguir que otros países (sobre todo árabes) instalen consulados en los territorios ocupados, su implantación está siendo escasa.
Aparte del análisis político internacional, interesa informar sobre la pandemia y sus efectos. Sobre todo, porque en las primeras etapas la reacción de Argelia y de la RASD fue más acertada que la procedente de Europa. En Tinduf, en febrero de 2020 ya se tomaba la temperatura en el aeropuerto y se entregaban mascarillas, y lo pueden atestiguar quienes participaron en la Maratón de las arenas. De inmediato en marzo se cerraron las fronteras y en los campamentos se decretó el confinamiento, la suspensión de las clases, etc. Por lo cual, una larga etapa sin contagios evitó que aparecieran las dificultades hospitalarias o la ausencia de medicamentos. Pero, entonces, se bloquearon las llegadas de la ayuda humanitaria de alimentos. La Media Luna Roja Saharaui y ACNUR trabajaron con los donantes y Argelia colaboró en hacer llegar lo más necesario. Más adelante, en la primera ola de contagios escasearon los medicamentos, el oxígeno e incluso las mascarillas. Se fue superando la situación y hace unos meses se consiguió que saliera una caravana desde Alicante y Argelia que ha llevado 5.000 vacunas. Claro está que son insuficientes, pero sigue funcionando la Comisión Médica que orienta las medidas y la Comisión Política de Emergencia. Es evidente que las necesidades siguen siendo muchas y que será el segundo verano que no hay Vacaciones en Paz para la infancia saharaui. Existen planes de vacunación por edades igual que en nuestras sociedades y una campaña específica para sensibilizar sobre su utilidad. Ojalá (inshalah) reciban vacunas suficientes y no tengan un verano tan agobiante.
Para finalizar, nuestro amigo quiere señalar (y comparto su deseo) que la ignorancia no sea el principal escollo para la comprensión del problema, que lo ideal sería disponer de una prensa objetiva, que informara sin manipulaciones y sin inventos que rellenan los vacíos de conocimiento. Que se puede estar a favor o en contra de las acciones del Frente Polisario, pero que hay que saber que en los campamentos existe una república organizada como un estado, con una administración, con sus ministerios, con sus escuelas, centros de formación profesional, hospitales, distribución de agua y alimentos, que Argelia les provee de luz eléctrica, que hay coches y talleres mecánicos, tiendas, etc. En suma, nos transmite “que estamos preparados para dirigir un país”.
A mi pregunta sobre cómo puede ser el futuro inmediato, responde que parece abrirse un período de stand by en EEUU, mientras que persiste el interrogante del nuevo gobierno israelí. Que podría mejorar la relación con la Unión Europea, sobre todo confiando en la presión que puede ejercer la Unión Africana de cara a evitar la desestabilización de la región. Asimismo, a ver si las Naciones Unidas designan un enviado especial con peso específico propio y se puede avanzar en la aplicación del plan para la organización del esperado y retrasado referéndum de autodeterminación. Porque el pueblo saharaui quiere paz, va a poner todos los esfuerzos en cualquier diálogo, comprometidos con la libertad y la justicia.
En cuanto a los territorios ocupados, que la comunidad internacional reaccione contra las agresiones, las violaciones y los atentados contra los derechos humanos que están cometiendo las fuerzas represivas de Marruecos con la población saharaui y los activistas de DDHH. La libertad de los presos políticos es una aspiración de larga trayectoria, pero en la medida en que se producen inestabilidades políticas, el pueblo saharaui en las ciudades ocupadas sufre las consecuencias de vivir bajo una dictadura que les segrega y les reprime, mientras encarcela a activistas y a periodistas.
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Estella Acosta Pérez. Profesora jubilada. Forma parte del Grupo GICE-UAM (Desarrollo humano y justicia social) y de la Asociación ISEGORÍA. Ha publicado entre otros: Trabajo y educación: dilemas y desafíos (Bomarzo, 2019). La formación profesional: el valor del trabajo y la cualificación (GPS ,2017). Las competencias claves para el empleo estable y de calidad (GPS, 1999).