Por PACO RODRÍGUEZ DE LECEA
“Somos dos, somos tres, somos mil y veintitrés”
Mikis THEODORAKIS, ‘Somos dos’ (Imaste dyo)
Ya ha sido casualidad que tanta gente se encontrara, podrá pensar alguno. Pero detrás de la casualidad hay una razón más sólida: esa gente que se ha encontrado, se estaba buscando.
Salida en falso
Cuando el día 25 de marzo de 2014 apareció por primera vez mi firma en el blog En Campo Abierto (ECA) su principal responsable, Javier Aristu, y yo no nos conocíamos personalmente. La referencia común que teníamos era José Luis López Bulla; José Luis solía referirse a Aristu como “el mariscal de Campo”, por el título del blog.
Mi artículo, que apareció publicado simultáneamente en ECA y en Metiendo Bulla (MB), era polémico ya desde el mismo título, «Contra el estado del bienestar». Buscaba la polémica de forma consciente, he de decirlo. Quería servir de caja de resonancia de otro texto publicado el día 21 en ECA, titulado «Nuevas solidaridades». En él, Javier Aristu había propuesto una “ola” de solidaridades concretas en el terreno social, como seña de identidad de una nueva izquierda pujante, en lugar de la que ahora aparecía anquilosada en la salvaguarda de unas instituciones bastante desgastadas, y desatendía el impulso que podía suponerle partir del meollo de las luchas sindicales y ciudadanas.
Desde las elecciones generales de 2011, el Partido Popular de Mariano Rajoy disponía de mayoría absoluta en el Parlamento, y aplicaba el “rodillo” de la votación congresual para tirar adelante una política de desregulación del trabajo, desmantelamiento de la prevención social, y recortes en la sanidad y la educación. PSOE e IU, sin embargo, se mostraban “distraídas”, y se apalancaban en sus posiciones institucionales a la espera de que el siguiente “turno” de aquel bipartidismo imperfecto les devolviera al primer plano. La palabra clave que flotaba en el ambiente era la “gobernabilidad”, y se suponía que una situación así se prolongaría de forma indefinida, al amparo de la letra de una Constitución para la que se vaticinaban siglos de vigencia.
Podemos estaba recién nacida, UPyD flojeaba y Ciudadanos no era hasta el momento más que una opción limitada a Cataluña. Un Rubalcaba desanimado había anunciado su intención de dimitir de la secretaría general socialista. Se preparaba por detrás del telón una operación “de Estado” por la que Juan Carlos I, muy tocado por los escándalos, abdicaría con el menor ruido posible para salvar los muebles de la monarquía (el momento oportuno llegó en junio). En resumen, nos encontrábamos en un momento particularmente desangelado de la historia política de la democracia española.
Aristu concluía su reflexión en ECA de este modo: «Será necesario que las fuerzas sociales que reclaman ser la alternativa al modelo liberal sean capaces de afrontar con decisión y bastante audacia el cambio hacia ese nuevo universo de solidaridades. Para que en algún momento se pueda pasar de la defensa de las posiciones a la reconquista del terreno perdido… o a la invasión del territorio nunca recorrido.»
Con la perspectiva de los años, ese llamamiento a “la invasión del territorio nunca recorrido” me parece el primer chispazo del planteamiento general que llevaría a la puesta en marcha de “Pasos a la Izquierda”.
Aristu concluía su reflexión en En Campo Abierto de este modo «Será necesario que las fuerzas sociales que reclaman ser la alternativa al modelo liberal sean capaces de afrontar con decisión y bastante audacia el cambio hacia ese nuevo universo de solidaridades»
Pero aquel desafío, prematuro y demasiado descarado, a la “corrección política” de una izquierda acomodada, planteado a dúo, se torció y acabó rápidamente en desastre. López Bulla se desmarcó de aquellas opiniones (yo las había expresado en su blog, cosa que en cierta forma le comprometía personalmente), y publicó de inmediato una defensa cerrada del Estado social como “conquista de civilización”. Aristu y yo fuimos sometidos a un rapapolvo cariñoso pero considerable desde su bitácora. Javier respondió con un texto conciliador, aparecido en “Metiendo Bulla” el 28 marzo, del que quiero recordar el comienzo: «Entro de manera inmediata, no con la reflexión que necesita una cabeza lenta como la mía, al debate sobre este asunto…»
“Cabeza lenta” Aristu. Le oí expresar muchas veces la misma crítica de su propio trabajo: pensaba despacio, decía, le costaba mucho, no lo tenía todo en cuenta, le quedaban flecos por rematar y desarrollos por considerar… De hecho, no es que pensara más despacio, sino que su pensamiento llegaba más lejos que el de otros, y nunca se daba del todo por satisfecho.
Un botón de muestra, si alguien necesitara pruebas. Cinco días después de su última respuesta en el debate de Metiendo Bulla, el 2 de abril, apareció en ECA un artículo titulado «Pensar una reconquista cultural desde la izquierda». Su autor era un sociólogo francés, Gaël Brustier. Empezaba así: «Las izquierdas francesas y europeas ─radicales o socialdemócratas─ hablan de políticas públicas y de buena gestión, mientras las derechas recurren a un universo propio de imágenes, símbolos y representaciones. A nadie puede sorprender, por tanto, que el “socialismo municipal” haya sido laminado por la ola derechista del pasado domingo.» El artículo había sido publicado en francés en “Le Monde” el día 1 de abril, después de la debacle de las izquierdas en los comicios municipales; Javier lo detectó y 24 horas después lo publicaba en castellano en ECA, en traducción de… Paco Rodríguez de Lecea. Una pequeña sociedad “exprés” en comandita había empezado a carburar.
El zarandeo de las europeas
Las elecciones europeas del 25 de mayo aportaron un considerable mar de fondo. El PSOE, que esperaba ganar posiciones, bajó hasta los 14 escaños, por detrás del PP (16), que también perdió representación. Izquierda Unida consiguió 7 diputados europeos y Podemos se estrenó con 5, pero en su caso las expectativas superaban con mucho la escueta realidad numérica. En Grecia había ocurrido algo parecido, al pasar Syriza de 1 a 6 escaños europeos (sobre 21), con el mayor número de votos entre todas las opciones.
Los datos del 25M de 2014 parecían preludiar el ascenso de una izquierda más audaz, y más enraizada asimismo en la “utopía cotidiana”. Cierto que también aparecía, en el otro lado del abanico parlamentario, el espectro del fascismo, con un avance aún incipiente de la ultraderecha. El pedestal en el que se asentaba el bipartidismo estático vincente se había resquebrajado. En ECA, Javier Aristu analizó los resultados europeos en el artículo «¿Cambio de ciclo?»; en mi blog Punto y Contrapunto, puesto de largo aquel mismo mes, yo titulé «Al circo europeo le crecen los enanos». JLLB dedicó al tema varios comentarios, cito el título más significativo: «El bipartidismo gripado, ¿qué podemos hacer desde la izquierda?»
Los datos del 25M de 2014 parecían preludiar el ascenso de una izquierda más audaz, y más enraizada asimismo en la “utopía cotidiana”. Cierto que también aparecía, en el otro lado del abanico parlamentario, el espectro del fascismo, con un avance aún incipiente de la ultraderecha
Para entonces Javier y yo nos habíamos encontrado en varias ocasiones, en Barcelona, y estábamos al tanto de nuestras trayectorias políticas respectivas. Resultó que habíamos coincidido brevemente en Santísima Trinidad, entre la etapa de Gerardo y la de Julio: yo estaba saliendo cuando él entró al comité central del PCE. Los dos teníamos experiencias negativas en ese terreno, y habíamos padecido de una u otra manera las rigideces internas del viejo partido político.
Almorzamos los dos en Sant Pol, con JLLB, el sábado 12 de abril. Aquel fue un primer tanteo de insinuación de respuesta posible, en torno a la pregunta no retórica que había hecho José Luis desde su bitácora: “¿qué podemos hacer desde la izquierda?”
Potenciar sinergias
Fue Javier quien promovió el encuentro con Bulla, y yo quien concretó las citas. El día anterior, viernes 11, en un mano a mano a media tarde en un bar del barrio barcelonés de Gràcia, delante de unas cañas de cerveza, Javier me había disparado a quemarropa el plan que maquinaba en su “cabeza lenta”: ¿por qué no potenciábamos sinergias a partir de nuestros respectivos blogs, y creábamos entre todos algo más grande, de un nivel más alto y complejo? Yo di de inmediato mi conformidad al proyecto, pero es cierto que era el que menos tenía que perder: mi blog recién nacido era un bote de remos al lado de los trasatlánticos ECA y sobre todo MB.
No levantamos acta de lo hablado en la sobremesa de Sant Pol. Estábamos sencillamente en pourparlers. Entreveíamos un instrumento no partidario, que nos aproximara a lo que estaba teniendo lugar en Europa, e incluso más lejos. Esa sería la primera pata del trípode que buscábamos: una información internacional actualizada y técnicamente solvente. La segunda pata sería la elaboración de alternativas “desde dentro”, con capacidad para promover en el país un debate plural y, en una palabra puesta recientemente de moda, “transversal”. La tercera pata había de ser el retorno a las fuentes, a nuestros “clásicos” del movimiento obrero y la democracia social.
La idea que perseguíamos necesitaba el concurso de más, de mucha gente. Javier respondía del muy activo grupo andaluz reunido en torno a ECA, además de conexiones que se demostraron muy eficaces en el País Valenciano y en Madrid; Javier Tébar Hurtado se lanzó desde buen principio a una campaña de “reclutamiento” incesante, tanto en el ámbito sindical como en el universitario de Cataluña, con extensiones al País Vasco y otros lugares, a partir de sus contactos en la Fundación Cipriano García y en las Facultades de Historia Contemporánea y de Sociología. Fueron muchos los compañeros y compañeras que se interesaron a lo largo de esa etapa preparatoria en participar en el proyecto aún en mantillas. No los cito de forma pormenorizada para no alargar esta nota en exceso, y porque queda constancia suficiente de sus nombres tanto en el Consejo y el Comité de Redacción de Pasos, como en los listados de colaboradores en la revista.
El nombre, la reunión fundacional y el primer número publicado
Los ocho primeros meses de 2015 fueron el gran momento de Alexis Tsipras. En el mes de enero Syriza ganó las elecciones generales griegas y obtuvo mayoría parlamentaria absoluta. Syriza y Podemos estaban de moda en el mundo: durante un corto periodo, Pablo Iglesias y Tsipras se convirtieron en la dupla impulsora de una izquierda más decidida y reivindicativa, que contaba con un apoyo popular extenso y tenía posibilidades de involucrar a los demás países del Sur europeo (los PIIGS) en un frente anti-austericida. La victoria del “No”, preconizado por Syriza, en el referéndum griego sobre las condiciones del pago de la deuda externa (5 julio) convirtió al país durante un instante efímero en bandera de resistencia internacional a la política de austeridad.
Tuvimos la reunión fundacional de la revista en Barcelona, el 9 de abril de 2015, jueves. Javier Aristu hizo de ponente. Señaló los ejes sobre los que pretendíamos actuar: una visión amplia, un debate plural, y una temática política muy al hilo de la actualidad, atravesada por los siguientes ejes: 1) el trabajo como elemento central de la política; 2) la aspiración a una autorrealización personal, en libertad e igualdad; 3) una atención particular a los problemas inherentes a la condición femenina en general, y a la consideración social de las mujeres en particular; 4) la cultura como instrumento de emancipación; 5) el desarrollo sostenible y la atención a la ecología; 6) el impulso y la transparencia democráticos en la política, y 7) un nuevo internacionalismo, más amplio y comprometido.
De la reunión arrancaron compromisos firmes con la revista, y también renuncias a participar. Se cruzaba la iniciativa novel con otros proyectos o realidades en marcha.
En cuanto al nombre de la revista, Aristu propuso, literalmente: «Plaza Sintagma, o el que sea». Nos gustaba mucho “Plaza Sintagma” por sus connotaciones, pero éramos conscientes de que esas connotaciones podían variar de una manera drástica y dejar el nombre muy devaluado. Fue exactamente lo que ocurrió en el mes de agosto, cuando la feroz reacción de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (la troika) obligó al gobierno griego a retroceder y plegarse a las condiciones leoninas, sin precedentes y sin consecuentes también, que le fueron impuestas. Para entonces, en el flamante Consejo de Redacción habíamos realizado un sondeo interno, y optado por un nombre menos “evenemencial” y de amplio consenso: “Pasos a la Izquierda”.
Pasos a la izquierda, “a través” de la izquierda. Exploración de un territorio peculiar cuyos puntos cardinales es forzoso resituar, redefinir, porque las señales que emiten han perdido buena parte de los significados que pudieron tener en otras épocas históricas. Tanteos. Ensayos. Cruces de caminos
Teníamos ya una cabecera. Nuestra intención original había sido empezar nuestra andadura con un análisis sobre los acontecimientos en Grecia, pero el fallecimiento de Pietro Ingrao, un “padre noble” de la izquierda, y la ascensión improbable (12 septiembre) de Jeremy Corbyn al liderazgo del laborismo en el Reino Unido, aconsejaron cambiar la parrilla de aquel número inicial. Como “primera plana” colocamos un análisis de Andrew Gamble sobre la evolución del laborismo, y el homenaje a Ingrao ocupó un dosier que incluía textos suyos y valoraciones de amigas/os.
Era imprescindible además incluir alguna clase de declaración de principios, un texto que “presentara” la revista en sociedad. Me encargué yo de redactarlo, y se publicó como un “A modo de presentación editorial», firmado por el Consejo editorial. Este era el primer párrafo: «Pasos a la izquierda, “a través” de la izquierda. Exploración de un territorio peculiar cuyos puntos cardinales es forzoso resituar, redefinir, porque las señales que emiten han perdido buena parte de los significados que pudieron tener en otras épocas históricas. Tanteos. Ensayos. Cruces de caminos.»
Anche quella l’abevamo fatta
El equipo editorial estricto quedó constituido, de una manera no del todo “oficial” pero que se mantuvo vigente durante varios años, por cuatro personas: Javier Aristu era el hombre en el que depositábamos el peso de las decisiones, la “línea” de la publicación, por así decirlo. Javier Tébar aportaba temas, ideas y personas capaces de plasmar todo ello en textos de creación. Si el primer Javier fue siempre nuestra “Cabeza lenta”, al segundo Javier le dimos el remoquete de “Cazatalentos”. Yo (Paco “Oídos sordos”) me dediqué a lo que más sé, a la traducción y la edición de los textos, sin dejar de intervenir y colaborar como autor, de tanto en tanto. Y, el último, pero no el menos importante, Alejandro del Pino fue el hombre-milagro que hacía de cada colección de textos editados un artefacto abierto, flexible y reversible, un laberinto intuitivo en el que se entraba, se circulaba y se salía con facilidad y entera comodidad. Todo ello se acompañaba con imágenes sensibles e impactantes que aportaron, en diferentes etapas, amigos muy queridos de la revista.
Javier Tébar sigue hoy al frente de la revista, como editor conjunto con el sociólogo Pere Jódar Martínez. Alejandro del Pino sigue en su lugar, y Enric Berenguer se encarga del contenido visual. Estamos a la altura del número 24 de la revista, y hay salud y ánimos para continuarla durante largo tiempo aún.
Todo lo anterior podría quedar resumido en una frase sencilla: un grupo de personas nos propusimos hacer una cosa en común, una más entre otras, y la hicimos. Anche quella l’abevamo fatta, podríamos haber comentado en italiano, anticipando lo que me dispongo a contar ahora.
Javier Aristu fue el promotor, es decir el “primer motor”, de aquel resultado. En él era normal hacer cosas y que las cosas, oh milagro, quedaran hechas. Los anglosajones llaman doers, hacedores, a las personas que tienen esa cualidad. No se especializan tal vez en grandes discursos, ni en apariciones estelares, ni en un trajín aparatoso y continuo en los medios. Conciben proyectos, los defienden con convicción, buscan acompañantes adecuados porque nada grande se hace en soledad, y finalmente controlan que el edificio se eleve con solidez, sobre unos cimientos firmes.
Oh milagro, he escrito antes. Javier Aristu era la clase de persona que consigue esos milagros. De esa misma forma montó, también con Javier Tébar (“los Javieres”), los Diálogos Andalucía-Cataluña, en los que participamos casi todas las personas que consideramos que teníamos algo que decir sobre la potenciación de las sinergias (¡otra vez!) entre las dos comunidades, extensiva por supuesto a otras más.
Tan solo seis años después del debut de Pasos a la Izquierda, Javier invertiría el reposo forzado debido a una terapia no invasiva por una tumoración detectada en un pulmón, en recoger y dar forma a las notas dispersas que había ido acumulando en torno a una serie de lecturas de distintos autores sobre el tema común de los andaluces. El libro se fue concretando al mismo tiempo que fracasaban uno tras otro los tratamientos ensayados para atajar la enfermedad que crecía en su interior. Fue un pulso contra el reloj entre dos contrincantes empeñados en salirse con la suya: la voluntad decía “aún”, el organismo suplicaba “basta”.
Mediado el mes de agosto de 2021, el empeoramiento general de su estado obligó a Javier a elegir entre el internamiento permanente, monitorizado de cerca por el personal clínico, o bien un traslado más azaroso a su casa, donde tendría a la familia más cerca y los medicamentos precisos más lejos.
Javier eligió la segunda opción. En casa podía terminar el libro, con la ayuda de su hija Ana. Javier Tébar gestionaba mientras tanto desde Barcelona los intríngulis del proceso de publicación del libro aún no completado, con la editora granadina Comares.
Y cuando en una situación casi insoportable, físicamente penosa e intelectualmente cargada de estrés, Javier consiguió dar por concluido el libro que maquinaba en su “cabeza lenta”, envió al “otro” Javier un mail triunfal: “L’abbiamo fatta!” (¡Lo hemos hecho!) Hasta el final, se comprueba por la frase, Javier Aristu pensó en plural, dio toda la importancia al valor colectivo que atesoraba su esfuerzo personal: “el que jo sent junt amb altres”, para expresarlo al modo de Raimon.
Javier Aristu falleció el día 19 de septiembre, hacia las dos y media de la madrugada, en paz consigo mismo. La ultimísima etapa de padecimiento que había soportado resultó fructífera.
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Paco Rodríguez de Lecea. Coeditor de “Pasos a la izquierda” y escritor. Editor del blog Punto y Contrapunto.