Por PERE JÓDAR
El mercado es un Dios uno y trino (dinero-propiedad, competencia y bolsa) y a Él se dirige el credo neoliberal. Financieros y grandes inversores son sus sumos sacerdotes. Economistas neoclásicos e integristas religiosos son predicadores y profetas de la fe incorruptible en las leyes infalibles de la oferta y la demanda. Unas leyes que rigen desde el principio hasta el fin de los tiempos al individuo racional. El mercado libre es un Dios a la usanza del Antiguo Testamento, colérico, vengativo, voluble, implacable, ciego al sufrimiento humano generado por sus designios misteriosos e incognoscibles. Los Estados y gobiernos asienten temerosos ante las plagas con las que les amenaza. Esta nueva religión también tiene sus mandamientos.
1. Toda oferta crea su propia demanda que ya decía Jean Baptiste Say. Acepta con resignación tu suerte de trabajador; no esperes que la empresa o el estado solucione tus problemas: sé empresario de ti mismo. Por el contrario, si tienes posibles, acepta con alegría tu papel de persona rica e influyente, porque de ello se beneficiarán los demás (aunque no lo sepan, ni te lo agradezcan, es la ley de la “economía del goteo”).
2. No te asociarás, ni asumirás acciones o pensamientos colectivos. Sólo hay individuos (y si acaso familias) que compiten entre sí. Recuerda siempre que los sindicatos son monopolios que defienden intereses espurios y que impiden la competencia sana; las barreras oligopolistas de multinacionales y financieras son una bendición del mercado (es lo que se denomina una competencia sana).
3. No tendrás deseos, ni pensamientos de solidaridad, empatía o compasión. Tus pasiones las has de poner al servicio de tus intereses (o si acaso de quienes te protegen). Tus propias expectativas de ganancia te marcan el camino. Atención con los de tu clase, competirán contigo. Sé inmisericorde, el camino del éxito no se detiene ni tiene paradas.
4. No menciones lo que has heredado, los apoyos que te han dado, la suerte, ni la excelente educación que has recibido. Es tu esfuerzo por mejorar tu capital humano lo que te ha dado el talento y los méritos necesarios para ocupar la posición de privilegio de la que gozas. La soberbia que practicas te la mereces.
5. No olvides que no importa que te esfuerces o no, lo que importa es aparentar que utilizas todos tus recursos y tu elevada inteligencia para conseguir tus objetivos. Ya lo dijo Mario Conde: ‘he hecho mi fortuna trabajando mucho’. No olvides nunca que eres un actor racional. No te dejes llevar por emociones y sentimientos.
6. Cumple con el cálculo racional y promueve el análisis coste/beneficio (esfuerzo/recompensa). aunque desconozcas muchos temas y no estés mínimamente informados de ellos. Utilizar atajos está permitido; no importa que no seas ‘un agente representativo’. Búscate la vida, pisando convenientemente a quien haga falta, porque tú eres un ganador.
7. Eres un ser libre, pregona la sociedad abierta en la que vives, repleta de libertad y de igualdad de oportunidades, para así maximizar tus méritos y tu bienestar. Sabes que el vicio es más beneficioso que la virtud; pero esconde siempre el vicio y pregona la virtud. Así conservarás tus privilegios.
8. Cree en el mercado y su invisible mano que acrecienta la utilidad y pone a todo el mundo en su lugar. El que se lo merece gana y el que no se lo merece pierde, el mundo siempre fue así y siempre lo será. Compite con todo lo que puedas. El mercado finalmente encontrará el punto de equilibrio entre la igualdad de oportunidades y las desigualdades económicas y sociales.
9. Huye del camino de servidumbre. El estado es el problema, nunca la solución (a menos que haya que reflotar algún banco o tus negocios). Predica pues a favor de menos Estado y menos impuestos para los ganadores y más impuestos indirectos y más leyes punitivas para los perdedores. Recuerda que toda asistencia estatal sólo crea vagos y maleantes que merecen el desprecio, la represión, la prisión o incluso (cuando es necesario) su eliminación. En una sociedad de mercado sólo se admite la estafa y el robo de altos vuelos que, finalmente también benefician a la economía.
10. No confieses jamás tu vida hedonista, ni dejes que vean tus lujos, aunque existan reportajes y fotografías de la vida padre que te das. Predica la austeridad, el trabajo y el esfuerzo (de los otros). Si sólo eres un economista neoliberal de a pie, crea modelos matemáticos que nadie entienda y que contradigan la realidad para mostrar, a todos los que van errados, el verdadero camino de la libertad.
Cumpliendo con todo ello tendréis, hijos e hijas míos, un puesto en algún departamento o facultad universitaria o quizás una paga de un think tank o incluso, si sois suficientemente hábiles, cínicos y arribistas, tal vez llegueis a ser un poco “ganadores” (o cuando menos atesoraréis las migajas que dejen los que llegaron antes). La ‘cervecita libre’ está pagada.
Agradezco a Joan Benach sus comentarios y puntualizaciones.
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Pere Jódar. Profesor Sociología UPF. Coeditor de Pasos a la Izquierda.