Por Raúl Olmos Mata
Mujeres que apoyaron la causa revolucionaria de Zapata prisioneras del ejército federal
Cuando se analiza la marcha de la negociación colectiva en el año 2022 conviene hacer un diagnóstico correcto de algunos elementos que la enmarcan y sin los cuales no se puede entender lo que está pasando y las razones para la estrategia sindical con la que se afronta dicha realidad. Estos elementos son, aparentemente, coyunturales, pero se explican por factores de fondo que se han acelerado exponencialmente en los últimos tiempos. Desborda el objetivo de este artículo profundizar en todos ellos, pero conviene hacer siquiera una somera enumeración de los más significativos para contextualizar la visión sindical del momento actual y de las prioridades.
Parece que, por fin, lo peor de la pandemia ha pasado. Y nos ha dejado importantes lecciones que no está claro que hayamos anotado correctamente. La globalización demostró ser un gigante con pies de barro, no había stocks de materiales estratégicos y Europa era absolutamente dependiente en suministros básicos: descubrimos de repente, por ejemplo, que todos los microchips vienen del mismo sitio. Los servicios públicos pasaron de ser gasto superfluo a ser imprescindibles, pero estaban debilitados tras una larga década de austericidio y alguna más de ideología neoliberal –recordémoslo cuando nos hablen de la panacea de las rebajas de impuestos-. Frente al discurso de lo individual como base de la organización de las sociedades “avanzadas”, descubrimos que solo lo colectivo nos salva. Y el papel del trabajo, ese que era propio de las sociedades del siglo pasado pero que la “modernidad” había superado, resultó ser imprescindible: dependíamos más de la cajera del supermercado que del gurú de las finanzas.
Los servicios públicos pasaron de ser gasto superfluo a ser imprescindibles, pero estaban debilitados tras una larga década de austericidio y alguna más de ideología neoliberal
Desde mediados del año 2021 la inflación se ha disparado, afectando especialmente a productos –energía, alimentación- que son imprescindibles. Las rentas salariales –esas que tanto esfuerzo colectivo costó mantener durante la pandemia con políticas públicas como los Ertes- están viendo seriamente deteriorado su poder de compra y pese a algunas medidas de ayuda a las personas más desfavorecidas, queda mucho por hacer en ese terreno. Y aunque esta sea una inflación (importada) que tiene sus orígenes en la oferta pretenden atajarla con las recetas de siempre -contención salarial, subida de tipos de interés- que actúan sobre la demanda. Los riesgos son evidentes: generar más problemas, en forma de mayor desigualdad social, de los que supuestamente se quieren resolver.
A esto se ha venido a sumar una guerra en pleno corazón de Europa –con impactos determinantes sobre el precio de la energía, que a su vez afecta a la inflación y a la producción- que unido a los elementos anteriores incrementan las incertidumbres sobre la evolución de la economía.
Todo ello ha acelerado -aunque a veces de manera contradictoria- el ritmo de las transiciones estratégicas (medioambiental, digital) y debería permitir que, aprovechando las políticas presupuestarias europeas, se aceleraran también los necesarios cambios en el modelo productivo para tratar de que Europa (y España) sea un agente decisivo en esas transformaciones.
Por otra parte, en España no puede analizarse la negociación colectiva sin tener en cuenta que parte de un marco normativo sustancialmente distinto, transformado por múltiples acuerdos tripartitos del diálogo social (teletrabajo, ley rider, reforma laboral) y alguno sin el concurso de la patronal (planes de igualdad). Lo primero que cabe destacar de ese nuevo marco es que, por primera vez desde hace muchos años, es un marco ampliamente consensuado con las organizaciones sindicales y empresariales. Y con ello se ha puesto en valor la importancia de la concertación social, por sus contenidos y por lo que supone de reforzamiento de la democracia en momentos de elevado descreimiento.
Sin ser exhaustivos en el análisis de los impactos de ese nuevo marco sobre la negociación colectiva, cabe destacar que se trata de reequilibrar algo la correlación de fuerzas a priori en la negociación colectiva (ultraactividad, prioridad aplicativa del convenio sectorial, determinación del convenio de aplicación en las contratas), al tiempo que obliga a los convenios colectivos a analizar su ámbito y complementar la lucha contra la precariedad y la temporalidad injustificada, así como a situar la igualdad entre mujeres y hombres como eje central de la negociación colectiva entendida en sentido amplio. Los datos en materia de estabilidad en el empleo, que son los que más se han destacado en el arranque de la aplicación de la reforma laboral, son elocuentes1.
Por último, partimos de una negociación colectiva que viene de unos años –los posteriores a las reformas laborales de 2010 y 2012, especialmente esta última- en los que se había logrado no reducir significativamente la tasa de cobertura de la negociación colectiva -a costa a veces de debilitar sus contenidos y, más a menudo, sacrificando que se visibilizase como fuente principal de derechos y de regulación de la realidad laboral.
Una negociación colectiva muy retrasada con relación a períodos anteriores, pues a cierta parálisis producida por la pandemia –incluidas sus diferentes oleadas- y por algunos otros elementos señalados –crisis de suministros, incremento inflación- se une cierta ralentización en 2021 derivada de la expectativa de que culminara, como así fue, una reforma laboral de calado y de la ausencia en 2021 de un Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que ayudara a enmarcarla.
Apuestas sindicales en la negociación colectiva
En ese contexto complejo que se acaba de describir es en el que arranca la negociación colectiva en 2022 y dónde Comisiones Obreras ha tratado de conjugar los elementos estratégicos que nos marcamos en nuestro Congreso con la necesidad de afrontar una coyuntura que cambiaba sustancialmente el marco en el que se daban.
Para ello tratamos, en primer lugar, de impulsar un nuevo AENC que, dando continuidad como antes se citaba a un período especialmente productivo en el diálogo social y reeditando un instrumento que se había demostrado útil y eficaz –pese a su carácter obligacional-, permitiera enmarcar desde el acuerdo con las organizaciones patronales la negociación colectiva.
No ha sido posible un nuevo AENC ante la negativa de la patronal a asumir la necesidad de garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo –con cláusulas de revisión salarial, aunque para ello propusiéramos desde las organizaciones sindicales fórmulas flexibles para poder diluir en tres años los incrementos más importantes ante un IPC desbocado (los de 2022)2. Tampoco ha ayudado a ello que sobrevolara la posibilidad de un hipotético pacto de rentas -del que mucha gente habla, pero del que nunca se ha llegado a definir su perímetro- pero que algunos concebían como un exclusivo acuerdo de moderación salarial y que en opinión de CCOO no era posible si no venía acompañado de otros elementos –fiscales, de contención de beneficios y de precios, de ayudas directas a los colectivos más vulnerables- de redistribución equitativa de los esfuerzos.
Sin el paraguas de un AENC, para Comisiones Obreras no han variado los objetivos, aunque sabemos que los mismos no van a ser posibles sin una importante movilización que los impulse.
Así, los incrementos retributivos han cobrado un protagonismo renovado. De un lado, ante una cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que ha alcanzado en muchos casos las tablas mínimas de los convenios. En sentido contrario, estamos ante un incremento del IPC (no solo el de 2022, hay que recordar que el 2021 cerró en un imprevisto 6,5%) que reduce sustancialmente el poder adquisitivo de la clase trabajadora. En esa materia los objetivos sindicales pasan por propuestas similares a las que se han venido planteando ante el AENC: garantizar el poder de compra de los salarios con fórmulas flexibles que permitan un incremento inicial significativo -dados los niveles de inflación- y las cláusulas de garantía salarial, admitiendo que en ese marco se pueda salvar el año más duro de aumento de los precios (2022) con incrementos menores que luego se recuperarán en los ejercicios siguientes.
Además, los convenios colectivos tienen especial protagonismo en el desarrollo de la reforma laboral, especialmente en lo que tiene que ver con las materias relacionadas con la contratación temporal y con la figura del fijo discontinuo. Los objetivos en esta materia son claros: adaptar el nuevo marco legal a la realidad de cada uno de los ámbitos sectoriales, garantizando un uso adecuado de las diferentes modalidades contractuales, unas garantías mínimas con relación a los contratos fijos discontinuos y frenando algunas elaboraciones patronales que buscan en la negociación colectiva vías para mantener bolsas de precariedad injustificada. En esta materia cobra especial importancia para CCOO todo lo relacionado con la contratación a tiempo parcial, mayoritariamente involuntaria en España, con un sesgo de género evidente y que, a menudo, oculta las mayores bolsas de fraude y precariedad (lo que un estudioso del mercado laboral español llama el “contrato 4-8-12”: 4 horas de contrato, 8 de cotización, 12 de trabajo real).
También resulta importante desplegar el desarrollo de las modificaciones operadas en materia de ultraactividad de los convenios colectivos y prioridad aplicativa del convenio sectorial frente al de empresa en materia salarial y, mucho más importante aún, avanzar más en las garantías y derechos de las contratas y subcontratas partiendo de un marco normativo más favorable como el actual.
La negociación colectiva debe afrontar además las nuevas realidades laborales que están causando (o son consecuencia de) profundas transformaciones en el trabajo y en las condiciones en las que este se desarrolla. Desde las más visibles e inmediatas (teletrabajo, desconexión digital, impacto de los algoritmos en el trabajo, la revalorización de los cuidados) que cuentan además con nuevas referencias normativas derivadas del diálogo social, hasta los cambios que se van a derivar de la necesaria transformación medioambiental y energética y de la digitalización, que debemos tratar de cogobernar, siquiera parcialmente, desde la negociación colectiva.
Dejo para el final, de manera deliberada y no por ser menos importante, uno de los elementos que debe presidir todos los anteriores y convertirse en eje central -transversal- de nuestra acción reivindicativa: la lucha por el avance de la igualdad real y efectiva de mujeres y hombres en el empleo. Contamos con instrumentos mejorados para ello (los planes de igualdad), con nuevos instrumentos (registro salarial, auditoría retributiva, valoración de puestos de trabajo con perspectiva de género) que nos deben permitir un mejor análisis de la realidad y de los obstáculos para la igualdad, también, en los convenios colectivos. Y tenemos la voluntad decidida de marchar en esa dirección. Ahora toca pasar de las musas al teatro.
Porque no creo que nadie dude de que el feminismo es el movimiento con mayor capacidad de transformación social de la actualidad y, si bien solo desde la negociación colectiva no es suficiente, nosotros debemos usarla, junto al diálogo social, por ser una de nuestras principales herramientas sindicales para transformar la persistente discriminación laboral, y ello sin olvidar el papel que desde la negociación colectiva se puede jugar es clave no solo para lo que ocurre en el centro de trabajo o en el tiempo del mismo, sino también fuera de él (por ejemplo, para la corresponsabilidad en los cuidados).
La negociación colectiva en 2022
Con este punto de partida, en el año 2022 estamos ante una negociación colectiva que se presenta conflictiva, no solo por la ausencia de un AENC que ayudara a enmarcar los contenidos, sino por la dureza de la negociación salarial (principalmente) y del resto de los contenidos. Ello, unido a la incertidumbre económica sobre el inmediato fututo, está provocando que la negociación colectiva lleve este año un retraso especialmente considerable, como se puede observar en las siguientes tablas, todas ellas referidas a los convenios colectivos vigentes con efectos económicos para el año 2022:
Total convenios | Firmadosantes de 2022 | Firmadosen 2022 | |
Convenios | 2.540 | 2.078 | 462 |
Empresas | 696.254 | 549.899 | 146.355 |
Trabajadores/as | 7.119.242 | 5.977.667 | 1.141.575 |
Jornada media (horas/año) | 1.730,40 | 1.724,58 | 1.760,89 |
Variación salarial media en % | 2,60 | 2,55 | 2,90 |
Fuente: Estadística de Convenios Colectivos del MITES – Avance Mensual 2022 registrados hasta 31 de agosto de 2022
Los datos sobre incrementos económicos pactados muestran una intensa pérdida de poder adquisitivo, con unos incrementos medios pactados del 2,6% (recordemos que el IPC interanual de agosto de 2022 fue el 10,5%), en buena parte por convenios colectivos plurianuales pactados antes de 2022.
ÁMBITO FUNCIONAL Y SECTOR DE ACTIVIDAD | VARIACIÓN SALARIAL MEDIA | ||||
Total | Sin Cláusula | Con Cláusula | |||
Total | Efectos retroactivos | Efectos no retroactivos | |||
TOTAL CONVENIOS | 2,60 | 2,55 | 2,78 | 2,19 | 3,37 |
Agrario | 2,31 | 2,51 | 1,67 | 1,40 | 1,75 |
Industria | 3,16 | 2,95 | 3,38 | 2,68 | 3,94 |
Construcción | 3,06 | 3,06 | 2,10 | 2,10 | – |
Servicios | 2,34 | 2,42 | 1,86 | 1,64 | 2,21 |
Fuente: Estadística de Convenios Colectivos del MITES – Avance Mensual 2022 registrados hasta 31 de agosto de 2022
Esa pérdida de poder adquisitivo se acentúa si tenemos en cuenta que las cláusulas de revisión salarial, pese al sustancial incremento que han tenido en los convenios negociados este año, apenas alcanzan a una cuarta parte de las personas trabajadoras con condiciones salariales pactadas para el año 2022 (y no todas ellas garantizan plenamente el poder adquisitivo)
ÁMBITO FUNCIONAL Y SECTOR DE ACTIVIDAD | NÚMERO DE CONVENIOS | ||||
Total | Sin Cláusula | Con Cláusula | |||
Total | Efectos retroactivos | Efectos no retroactivos | |||
TOTAL CONVENIOS | 2.540 | 2.174 | 366 | 276 | 90 |
Agrario | 51 | 46 | 5 | 4 | 1 |
Industria | 1.017 | 798 | 219 | 164 | 55 |
Construcción | 47 | 46 | 1 | 1 | – |
Servicios | 1.425 | 1.284 | 141 | 107 | 34 |
Fuente: Estadística de Convenios Colectivos del MITES – Avance Mensual 2022 registrados hasta 31 de agosto de 2022
ÁMBITO FUNCIONAL Y SECTOR DE ACTIVIDAD | PERSONAS TRABAJADORAS | ||||
Total | Sin Cláusula | Con Cláusula | |||
Total | Efectos retroactivos | Efectos no retroactivos | |||
TOTAL CONVENIOS | 7.119.242 | 5.380.400 | 1.738.842 | 874.610 | 864.232 |
Agrario | 196.888 | 151.300 | 45.588 | 10.588 | 35.000 |
Industria | 2.182.421 | 1.126.671 | 1.055.750 | 467.088 | 588.662 |
Construcción | 128.036 | 128.002 | 34 | 34 | – |
Servicios | 4.611.897 | 3.974.427 | 637.470 | 396.900 | 240.570 |
Fuente: Estadística de Convenios Colectivos del MITES – Avance Mensual 2022 registrados hasta 31 de agosto de 2022
Como se señalaba anteriormente, la negociación colectiva está siendo mucho más conflictiva que en años anteriores, si bien de dichos conflictos se están derivando acuerdos que van mucho más allá de las posturas que la CEOE planteaba en la negociación frustrada del AENC. Sirvan como ejemplo las movilizaciones para la negociación del metal de Cantabria en junio, con casi 20 días de huelga y que se cierra con importantes incrementos económicos y cláusulas de revisión salarial que minimizan la pérdida de poder adquisitivo3 o la más reciente del convenio colectivo del metal de Álava con incrementos salariales del 15% hasta 2025 y cláusula de garantía salarial al final del período4. El conflicto también se está dando en los tribunales de justicia en aquellos casos en los que había que activar la cláusula de revisión salarial de 2021 (donde el IPC terminó en el 6,5%, muy por encima de las previsiones), así como en el caso del convenio colectivo del metal de Barcelona5 o el de atención a la dependencia6.
La situación de la negociación colectiva como hemos visto va muy retrasada y sin que garantice la capacidad de compra, pese a que el IPC aparentemente esté moderando su subida, más por el efecto base y algunas medidas adoptadas con relación a los precios de la energía que por las patronales, que siguen trasladando todos los incrementos de coste a precios para mantener márgenes, como muestra que la inflación subyacente apenas haya bajado. Por ello desde CCOO, ya antes de verano, se lanzó una campaña creciente de movilización bajo el lema “salario o conflicto7” que, de manera conjunta con UGT, se intensificará este otoño con movilizaciones el próximo 7 de octubre, coincidiendo con la Jornada Mundial por el trabajo decente, seguidas de asambleas informativas en las empresas entre el 14 y el 28 de octubre, y que concluirán el 3 de noviembre con una gran manifestación en Madrid. Paralelamente la Confederación Europea de Sindicatos está concretando también un calendario de movilizaciones en octubre con análogas reivindicaciones.
Los aspectos salariales están tapando, en buena medida, otros contenidos importantes relativos a la adaptación de la reforma laboral en los convenios colectivos, las garantías adicionales sobre los contratos a tiempo parcial o los avances en materia de igualdad (si bien el protagonismo, previsible, que han adquirido los aspectos salariales de carácter general están retrasando algunas de las medidas en las que debería haber habido avances más decididos en materia de igualdad).
Para concluir
Se han comentado a lo largo del artículo los objetivos y la marcha de la negociación colectiva desde la visión de CCOO. No quisiera pasar por alto dos apuestas estratégicas a las que la negociación colectiva puede y debe contribuir. La negociación de los convenios siempre ha sido un espacio determinante para la organización de las personas trabajadoras. Ahora, CCOO se plantea dos objetivos más trascendentes: que sea también uno de los instrumentos con los que conseguir integrar en nuestro seno todo aquello que las nuevas formas de trabajo desintegra. Así como para vertebrar todas las diversidades que la sociedad, marcada por el ultraliberalismo, desvertebra.
Asistimos a un momento en que gran parte de los dogmas del neoliberalismo están siendo cuestionados y aparecen evidencias de la insostenibilidad ecológica, social, democrática del actual modelo de capitalismo. El protagonismo absoluto del mercado ha dado paso a una mayor intervención del estado y a un reequilibrio entre las funciones del estado y el mercado. El modelo de globalización construido en las últimas décadas ha demostrado su debilidad, tal como se ha tratado de explicar al comienzo. Resurge el valor de la cooperación frente a la competitividad sin límites, como se ha puesto de manifiesto con los pasos -insuficientes pero importantes- de integración europea. Ha adquirido centralidad política la denuncia de la gran desigualdad social de rentas y de riqueza. Es en este contexto en el que se hace evidente la necesidad de reconstruir un nuevo contrato social, con nuevos actores y objetivos, en el que la negociación colectiva está llamada a jugar un papel importante.
Para ello necesitamos de una negociación colectiva viva, participativa, que devuelva al convenio colectivo ser la referencia principal como fuente de derechos (y de lucha por los mismos) y supere cierta atomización e individualización que se ha impuesto en los últimos años. Esto es especialmente importante a las puertas del periodo álgido de concentración de elecciones sindicales como fuente de legitimación sindical. Y es también importante para el proceso de adaptación al nuevo marco en el que opera el sindicato, pues como decía Unai Sordo en un reciente artículo, “el sindicalismo debe trascender, en sus formas organizativas, del viejo esquema fordista. Frente al riesgo de atomización e incluso de corporativismo que podría inferirse del sistema de representatividad descrito, tenemos que reforzar las formas de intervención en el actual paradigma productivo.”
Además, la negociación colectiva en cada una de las empresas y sectores es la principal escuela de sindicalistas y la principal expresión de lo que es el sindicato. Como decía Eduardo Galeano, mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.
***
Raúl Olmos Mata. Adjunto a la Secretaría de Acción Sindical y Empleo de Comisiones Obreras.
- https://www.ccoo.es/040e6f9ef75b21de3a9ba367d999c077000001.pdf
- En este artículo se pueden ver más en profundidad las causas del fracaso de la negociación, y sus consecuencias inmediatas. https://unaisordo.com/el-acuerdo-salarial-necesario
- https://cantabria.ccoo.es/noticia:630176–Sindicatos_y_patronal_alcanzan_un_principio_de_acuerdo_para_el_convenio_del_metal_que_tendra_que_ser_ratificado_en_asamblea&opc_id=
- https://www.europapress.es/euskadi/noticia-lab-ugt-ccoo-alcanzan-preacuerdo-convenio-metal-alava-subida-salarial-mas-15-20220919190716.html
- https://cronicaglobal.elespanol.com/business/tsjc-ordena-subida-salarial-metal-barcelona_681305_102.html
- https://www.eldiario.es/sociedad/audiencia-nacional-reconoce-incremento-salarial-6-5-trabajadoras-dependencia_1_9109043.html
- https://www.ccoo.es/e2d2afb2a94ca0d87c141e4e08f34070000001.pdf
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