Por JORGE PÉREZ MARTÍNEZ
En este artículo se analiza y se discute la íntima relación entre el avance de la transformación digital de las naciones y el grado de desigualdad de sus ciudadanos en el acceso a los bienes económicos y sociales. Productos, servicios, entornos y derechos que han sido identificados como deseables por las Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El análisis estadístico muestra que la digitalización está positivamente relacionada con la mayoría de los 17 ODS y por tanto con la erradicación de la pobreza severa, la calidad de la educación, el trabajo digno, etc., todos ellos vinculados a la igualdad de oportunidades. Pero hay dos excepciones muy relevantes: el medio ambiente y el cambio climático. Y un resultado sorprendente: no existe relación significativa entre digitalización y distribución de la riqueza.
Globalización, competitividad y digitalización en el crecimiento sostenible de las naciones
Desde comienzos de siglo XXI estamos asistiendo a un proceso acelerado de transformación digital de los modos de producción y de consumo a escala global. Un proceso que tiene entre sus principales causas la extensión de la conectividad de Internet y la aparición de nuevas tecnologías disruptivas (la nube, redes 5G, sensores e inteligencia del entorno (IoT), Big data, Inteligencia Artificial (IA), Blockchain… etc.). Aunque en gran medida las tecnologías digitales utilizadas son las mismas, pues en su mayor parte han sido diseñadas, producidas y operadas por un número limitado de empresas con sede en EEUU, China y otros países asiáticos; la intensidad y el tipo de uso es diferente en cada país.
Esta digitalización coincide en el tiempo con el avance espectacular del comercio mundial, la circulación de capitales y el desarrollo de las cadenas de suministros globales para la producción de bienes y servicios. Los países tienden a especializar su tejido industrial de acuerdo con sus ventajas competitivas en el mercado global. Mercado global regulado por acuerdos bilaterales/multilaterales entre países soberanos o en ocasiones por el mero ejercicio del poder.
Todos los estudios cuantitativos muestran la estrecha relación entre el crecimiento económico de las naciones y los indicadores que estiman su grado de globalización, de competitividad y de digitalización. El problema es que a su vez existe una relación tan fuerte entre estos indicadores que es prácticamente imposible separar su contribución individual. La digitalización se extiende rápidamente a todos los aspectos de la vida de las personas, por lo que no es de extrañar que aparezca asociada a cualquier medida del carácter social o económica. En unas pocas ocasiones como causa directa (efectos directos), casi siempre a través de su impacto con variables intermedias (efectos indirectos) y en otros casos de manera aparentemente espuria (efectos de grado superior). El autor de este artículo está convencido de que el indicador de digitalización1 es el mejor “proxy” disponible para representar el efecto combinado de globalización, competitividad y desarrollo económico y social de las naciones.
Por otro lado, no podemos olvidar que el avance de la digitalización coadyuva decisivamente a crear un mundo de naciones cada vez más interdependientes, en el que las decisiones en un país afectan a los demás y al conjunto del planeta.
El grado de cumplimiento de los ODS como medida de la desigualdad entre naciones
Las nociones de igualdad y desigualdad se refieren a la manera en que se distribuye un bien entre una población. Para concretar esta idea se necesita precisar de qué bien y de qué población se trata.
El 25 de septiembre de 2015, Naciones Unidas adoptó un conjunto objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad. Conocidos como los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cada objetivo tiene métricas y metas específicas que, en sus respectivas Agendas, los países se han comprometido a alcanzar en el 2030.
Para conjurar estas amenazas es necesario impulsar nuevas formas de utilización de las tecnologías digitales que mitiguen y revoquen los efectos de los modos de producción y consumo existente
En nuestra opinión es posible considerar el grado de cumplimiento de los 17 ODS como “los bienes a distribuir entre las naciones” y utilizar sus métricas como medidas de la desigualdad entre países2.
En efecto, la desigualdad económica (incluido el patrimonio heredado o acumulado) junto con el acceso a la educación, a la salud, a un trabajo digno, etc. y el contexto social y familiar determinan el grado de igualdad o desigualdad social. Gran parte de los ODS se focalizan en estos temas y uno en particular, el ODS 10, analiza la desigualdad en la distribución de los ingresos.
La relación entre la digitalización y los ODS.
El análisis cuantitativo de la asociación entre el indicado agregado de digitalización y el indicador agregado de cumplimiento de los ODS muestra que la digitalización está fuerte y positivamente asociada al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030. Conforme un país está más digitalizado ocupa mejor posición en el cumplimiento de conjunto de las metas de los ODS. Pero esta relación no es igual para los 17 ODS. En la Figura 2 se presenta los resultados de las correlaciones y las sensibilidades obtenidas para cada indicador, indicándose con un signo positivo o negativo si la digitalización ayuda (+) o dificulta (-) el cumplimiento de ese ODS.
Las conclusiones sobre la contribución de la digitalización a la reducción de las desigualdades entre naciones son las en las siguientes:
- La digitalización solo contribuye negativamente al ODS 12 (producción y consumo responsable y al ODS13 (Acción por el clima). En el ODS 12 con alta correlación y sensibilidad, es decir con un fuerte impacto negativo.
- Los ODS con mayor correlación positiva y sensibilidad con la digitalización son: el ODS1 (Fin de la pobreza), el ODS3 (Salud y bienestar), el ODS4 (Educación de calidad), el ODS7 (Energía asequible y limpia), el ODS9 (Innovación e infraestructura de la industria) y el ODS16 (Paz, Justicia e instituciones fuertes).
- El ODS2 (hambre cero), el ODS6 (Agua limpia y saneamiento), el ODS8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y el ODS11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles) muestran una relación de nivel medio.
- Y el ODS5 (Igualdad de Género), el ODS10 (Reducción de la desigualdad) y el ODS13 (Acción Climática) lo hace con una relación baja.
En un reciente artículo3 valoramos el impacto negativo de la digitalización en los desafíos globales relativos al cambio climático y al medio ambiente (ODS 12 y 13), concluyendo que para conjurar estas amenazas es necesario impulsar nuevas formas de utilización de las tecnologías digitales que mitiguen y revoquen los efectos de los modos de producción y consumo existente. La incorporación de los desconectados al mundo digital, que alcanza a la mitad de la población mundial, será una oportunidad para generar paradigmas digitales nuevos que produzcan modelos de producción y consumo más sostenibles.
Por otro lado, observamos que la digitalización coadyuva de manera muy importante a la mejora de la calidad de vida y creación de oportunidades para el desarrollo económico y social de los países. La digitalización por sus efectos directos y sobre todo por su estrecha relación con la creación de valor económico y competitividad tiende a reducir las desigualdades en un país.
La paradójica relación entre la digitalización y la desigualdad económica.
Se entiende por “desigualdad económica” la desigualdad de ingresos (incluido el patrimonio heredado o acumulado), aunque no es lo mismo, está muy relacionado con la distribución de la renta que es más fácil de medir. De hecho, el indicador del ODS 10 (Reducción de la desigualdad) mide en realidad la desigualdad en la distribución del Ingreso Nacional, y lo hace calculando para cada país el clásico índice de Gini4 y la relación de Palma5.
La transformación digital de las naciones está produciendo el incremento de la creación de riqueza, el aumento de su competitividad y la mejoría general de las condiciones de vida y de las oportunidades para prosperar, pero no está contribuyendo a favorecer la equidad en el reparto de la riqueza creada
Al relacionar el ODS 10 con el índice de digitalización se observa una relación muy baja, es decir que el mayor o menor grado de digitalización de un país no influye su nivel de desigualdad económica. Un resultado muy paradójico, que también se obtiene cuando se relaciona la desigualdad económica con otros indicadores macroeconómicos como la renta per cápita o la competitividad.
La paradoja la podemos expresar de la siguiente manera: la transformación digital de las naciones está produciendo el incremento de la creación de riqueza, el aumento de su competitividad y la mejoría general de las condiciones de vida y de las oportunidades para prosperar, pero no está contribuyendo a favorecer la equidad en el reparto de la riqueza creada.
Una parte de la explicación de esta paradoja hay que buscarla en los diferentes paradigmas sociopolíticos vigentes en el mundo. En el Informes sobre la Desigualdad Global 20186; se demuestra que, tras un largo periodo de reducción de la desigualdad económica, a partir de 1980 esta desigualdad se ha incrementado en prácticamente todas las regiones, pero lo ha hecho con niveles muy diferente entre países, incluso entre aquellos con niveles similares de desarrollo. Tras la desaparición de la economía planificada en los ochenta, en todos los países, tanto desarrollados como emergentes o en vías de desarrollo, se ha producido un gigantesco traspaso de la riqueza pública a la privada. La combinación de privatizaciones a gran escala con el incremento de la desigualdad de ingresos ha potenciado la concentración de la riqueza.
En definitiva, son fundamentalmente procesos sociopolíticos los que están condicionado la evolución de la desigualdad económica. No puede extrañarnos que países con similares niveles de digitalización presenten niveles de desigualdad económica tan distintos.
Reflexión final.
El proceso de transformación digital que vivimos pone de manifiesto, una vez más, el papel transformador de la ciencia y la tecnología. En esta ocasión son las tecnologías de la información y las comunicaciones las que cambian los modelos de producción y consumo y son fuente inagotable de progreso económico y social. Las tecnologías digitales son un recurso, un habilitador de nuevos procesos y generadoras de nuevos productos y servicios. Son una herramienta, pero no un fin. Son los paradigmas sociales y políticos los que ponen las fronteras y favorecen la equidad o las desigualdades.
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Jorge Pérez Martinez. Doctor Ingeniero deTelecomunicación y Licenciado en CC políticas y sociología. Catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha sido Director del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información en la entidad pública red.es.
NOTAS
1.- Para medir el grado de digitalización utilizamos el índice de desarrollo de las TIC (IDI), en ingles ICT Development Index (IDI), publicado anualmente por la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Naciones Unidas. Tiene la ventaja de que está disponible para la totalidad de las naciones y que se basa en información y comunicación acordadas internacionalmente y reportada por los gobiernos. El IDI es un buen indicador de la digitalización. Tiene un índice global agregado, 3 indicadores de nivel de segundo (acceso, uso y habilidades) y 11 indicadores de tercer nivel. Este informe sobre la construcción de este índice está disponible en: https://www.itu.int/en/ITU-D/Statistics/Pages/publications/mis/methodology.aspx. [^]
. 2.- Hay 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El índice global se calcula como el promedio de los 17 objetivos. Para este estudio hemos utilizado los datos recopilados para preparar el Informe: Sustainable Development Report 2019 by the Bertelsmann Stiftung and the Sustainable Development Solution Network (SDSN). El índice sobre cumplimiento de los ODS preparado por la SDSN, cuenta con un índice global agregado, 17 indicadores de nivel de segundo (asociados a cada uno objetivos de desarrollo sostenible) y 86 indicadores de tercer nivel. Estos informes están disponibles en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/ – https://www.sdgindex.org/. [^]
3.- Ver en J. Pérez, J.F. Hernández-Gil. Una mirada crítica sobre los objetivos de desarrollo sostenible. Revista Telos nº 113. Disponible en: https://telos.fundaciontelefonica.com/telos-113-cuaderno-sostenibilidad-covid-19-una-mirada-critica-sobre-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible/. [^]
4.- El coeficiente de Gini, está basado en la curva de Lorenz, una representación gráfica que en este contexto (desigualdad) compara la distribución de la riqueza real en un dominio determinado con el ideal de una distribución de riqueza equitativa. [^]
5.- La relación de Palma es el ratio entre la proporción de la riqueza total que concentran el 10% de los que más tienen y la proporción de la riqueza total que se concentra Enel 40% de los que menos tienen. [^]
6.- El Informe se basa en la recolección, producción y armonización de evidencia llevada a cabo por más de cien investigadores de cinco continentes, que contribuyen a WID.world y a la World Wealth and income database (https://wid.world/team). Los análisis y conclusiones a las que arriba el Informe reflejan la visión de los editores y no necesariamente de los investigadores involucrados. [^]