Cahors
Nancy Fraser (2022) Cannibal capitalism. London, Verso. 190 pp.
El supuesto canibalismo y salvajismo generalizado de las sociedades que encontraron a su paso sirvió a los colonizadores europeos como justificación para su exterminio y esclavización. Pero canibalizar tiene otros significados: “privar a una instalación o empresa de un elemento esencial de su funcionamiento con el fin de crear o sostener otra”, “devorar las bases sociales, políticas y naturales de su propia existencia, que son también las bases de la nuestra”. Mientras que capitalismo, según Fraser, es un tipo de sociedad “que autoriza a una economía oficialmente designada a amontonar valor monetizado para inversores y propietarios, mientras devora la riqueza no economizada de todos los demás”. Tal como muestra la autora a lo largo de los diferentes capítulos se trata de un sistema omnívoro, racista, devorador de cuidados, que retiene en sus fauces la naturaleza, es carnicero de la democracia (“las crisis políticas son carne roja para el capital”) y macrófago. En relación con esto último, COVID-19 ha mostrado que “la canibalización de la naturaleza y del trabajo de cuidados, de la capacidad política y de las poblaciones periféricas, se fusionan en una borrachera letal. Una verdadera orgía de disfunciones capitalistas”. El ataque a la naturaleza liberó el virus, las exigencias de los mercados debilitaron los poderes públicos, recortaron el gasto social, redujeron las infraestructuras de salud pública y de investigación básica; los gobiernos y agencias internacionales promocionaron la privatización y el ánimo de lucro que nos dejó sin productos y equipos necesarios para hacer frente a la enfermedad. Además “el neoliberalismo descargó el trabajo de cuidados sobre las familias y las comunidades, al tiempo que desviaba las energías necesarias para llevarlo a cabo, convirtiendo la tendencia inherente del capitalismo a desestabilizar la reproducción social en una aguda crisis de cuidados”. La explotación y la expropiación se multiplicó: se desvío la carga ambiental hacia el Sur, mientras sufría dificultades de acceso a las vacunas; hombres y mujeres del Norte en trabajos “esenciales” “mal pagados, no sindicados y precarios, desprovistos de prestaciones y protecciones laborales”. Frente a ello: Comida para reflexionar: ¿Qué debe significar el socialismo en el siglo XXI? Un capítulo en el que Fraser expone los méritos de la alternativa socialista, una forma de superar el economicismo y una oportunidad de «demostrar la relevancia del socialismo para una amplia gama de preocupaciones actuales más allá de las centradas por los movimientos obreros tradicionales: a saber, la reproducción social, el racismo estructural, el imperialismo, la des-democratización y el calentamiento global». Una tarea que, para la autora, compete a movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos y otros actores políticos.
David Graeber y David Wengrow (2022) El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad. Barcelona, Ariel. 841 pp.
Este es un texto que da la vuelta a muchos saberes dados por hechos, también a un sentido común histórico impuesto o poco contrastado científicamente. No es un libro dogmático, los autores no venden nada y mucho menos al estilo de los Jared Diamond, Francis Fukuyama, Steven Pinker… Simplemente ponen en duda una buena parte de los lugares comunes que rodean a la idea de progreso humano, de desarrollo del conocimiento o de la evolución de los diferentes tipos de sociedades y civilizaciones. A su parecer, y a este respecto, predominan dos visiones sobre la humanidad, la idea positiva de Rousseau y la negativa de Hobbes; dos polos que los autores intentan superar mediante la divulgación de los descubrimientos arqueológicos (Wengrow) y de su contrastación con los conocimientos antropológicos (Graeber). Así: “casi toda la investigación desmiente la narración tradicional… de cómo se desarrollaron las sociedades humanas a lo largo de, aproximadamente, los últimos 30.000 años”. Algunos de los interrogantes suscitados: ¿Las ideas de libertad, igualdad, democracia, de la ilustración deben algo o mucho al contacto con las sociedades indígenas norteamericanas; a la crítica indígena de la sociedad occidental? ¿Lo importante es preguntarse por la evolución de la igualdad o desigualdad material; o, bien ¿debemos interrogarnos sobre la igual capacidad para contribuir a decisiones acerca de cómo vivir juntos, de cómo formar sociedad? A lo largo de las extensas, asombrosas, apasionantes y no menos rigurosas páginas, los autores desmontan los determinismos: las sociedades, las civilizaciones se suceden o coexisten, sin que el descubrimiento de la agricultura implique necesariamente la propiedad privada, ni ésta la existencia de un jefe o monarca, con sus soldados o sacerdotes. En tiempos remotos han coexistido ciudades jerárquicas y violentas, con ciudades próximas y democráticas. Una civilización autoritaria podía llegar a un punto de implosión en que sus núcleos de habitación fueran abandonados por la frecuencia de las enfermedades o para acceder a un modo de vida más libre e igual, lejos del yugo del poder, asimismo quizás más austero, aunque mucho más humano. Naturalmente, Graeber y Wengrow no se quedan aquí y desmontan también las bases del racismo, del patriarcalismo, del colonialismo, de la naturalización del libre mercado capitalista o la visión etnocentrista de que las nociones de libertad, igualdad y democracia nacieron exclusivamente en Occidente. Un libro fascinante que desmonta mitos y en el que la nueva izquierda que, sin perder la centralidad de la clase, incorpora la perspectiva feminista, ecologista, ecuménica en lo que respecta a etnias, culturas e identidades, tiene mucho material para reflexionar e incorporar.
Paco Rodríguez de Lecea (2022) Un mundo dislocado. Trabajadores, empresas, economía y sindicatos después del seísmo. Madrid, Bomarzo y CCOO. 160 pp.
El autor, habilidoso editor y traductor, también militante de CCOO y del PSUC, aunque ahora jubilado, publica un blog personal del que surgen estas páginas. Aquí debemos remarcar un aspecto clave, en España se ha comenzado a recuperar la historia del movimiento obrero en el franquismo, excelentes historiadores dan cuenta de ello, pero también es importante rescatar la historia en palabras de sus protagonistas. Kristin Ross en su Lujo comunal, o Jacques Rancière en su La noche de los proletarios, dan buena muestra de la importancia de que los militantes y activistas del movimiento obrero y de los movimientos sociales escriban su experiencia y su pensamiento. Algunos sindicalistas se han animado a ello y este libro es un ejemplo. El texto se estructura en tres capítulos, el primero que podemos calificar de los problemas derivados del ataque sistemático a la clase trabajadora desde la ideología distópica del libre mercado; el segundo dedicado a los efectos en la contraparte empresarial, endiosada por la creencia en su papel creador, y por el apoyo de gobiernos y establishment en general, el conjunto muestra sus debilidades en la expansión de la economía de casino, que denunciaba Keynes, que asola sociedades (desigualdad, pobreza, injusticia) y naturaleza. Finalmente, en el tercero, una mirada amable hacia los sindicatos, aunque no exenta de llamadas de atención: los retos están ahí y hay que enfrentarse a ellos; no es tarea fácil, pero sí más que necesaria y, al emprenderla, los sindicatos pueden y deben ser más inclusivos e intentar superar sus debilidades a través de la alianza y compromiso con otros movimientos sociales. Como apuntan los prologuistas del texto, José Luís López Bulla y Javier Tébar, y que ya dio título a su libro dedicado al sindicalismo: No tengáis miedo de lo nuevo.
Marcial Sánchez-Mosquera y Pablo Gutiérrez González (eds.) (2022) Mercados de trabajo e instituciones en el sur de Europa. Un análisis de largo plazo. Madrid, Sílex. 378 pp.
Un texto de factura académica que, desde un enfoque comparativo (España, Italia, Portugal), y a partir de la mirada de historiadores, economistas, sociólogos, especialistas en derecho del trabajo, aborda el papel de las instituciones relacionadas con el mercado de trabajo y las relaciones laborales: Estado, sindicatos, patronales; así como las dinámicas relacionadas: negociación colectiva, conflicto, movilización. La cuestión no sólo se centra en la pugna entre demanda empresarial de flexibilidad-desregulación frente a la demanda trabajadora de derechos, protección y servicios de bienestar, sino que pone en juego cuestiones específicas como el papel de las mujeres o de las migraciones, el papel de la legislación, o el de los modelos productivos, junto a salarios (y pensiones) y ocupación-desocupación (y precariedad), estrategias de multinacionales concretas o de sectores de actividad, sin olvidar la incidencia del movimiento obrero y de los movimientos comunitarios. Todo ello en un contexto de globalización, financiarización y digitalización. En definitiva, un amplio recorrido histórico para apuntar perspectivas de largo plazo.
Gonzalo Wilhelmi (2023) Huelgas, mareas y plazas. Resultados de una década de movilizaciones contra la crisis neoliberal (2008-2019). Madrid, Catarata y CGT. 141 pp.
Gonzalo Wilhelmi, historiador, ferroviario, sindicalista de CGT y coordinador de su revista Libre Pensamiento, ofrece otro texto riguroso y profundamente pro-labour a su interesante trayectoria. El texto tiene un tono divulgativo, que repasa cronológicamente la movilización en la etapa posterior a la Gran Recesión: huelgas y movilizaciones de los trabajadores, 15M, marcha de la dignidad, mareas, manifestaciones y huelgas feministas, movimiento ecologista; todo ello acompañado de informativos gráficos y tablas. El autor recuerda la debilidad del diálogo sindical practicado por CCOO y UGT, en una etapa neoliberal de ruptura de las reglas del juego y confrontación de poder; con una patronal (CEOE) representativa de sectores de actividad que explican la debilidad de nuestro sistema productivo, y con su demanda sistemática de flexibilidad a los trabajadores (traducido: menor salario y mayor dedicación a la empresa) y de subvenciones que no generan empleo; y unos gobiernos que retienen la soberanía de la violencia, pero pierden o tienen dificultades en el ejercicio de la toma de decisiones ante la acción de los medios de comunicación, los jueces, el IBEX, o las agencias internacionales. El autor presenta también las limitaciones de los pequeños sindicatos movilizadores, al tiempo que expone los logros de la movilización cuando ésta adquiere un carácter amplio de confluencia del conjunto de la acción colectiva. Como en otras obras suyas, el autor se muestra comprensivo con las debilidades de los sindicatos de uno y otro tipo o de los movimientos sociales; al fin y al cabo, para construir una alternativa todas las fuerzas mencionadas más arriba son y serán necesarias, como también nos recuerdan Silvia Federici o Nancy Fraser, la mirada emancipadora ha de ser amplia y larga.