Entrevista a EUGENIO RAÚL ZAFFARONI. Por MARCO WEISSHEIMER
La crisis financiera de 2008 fue una estafa astronómica, que costó billones (o trillones) de dólares a los contribuyentes de los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países. El autor de esa estafa es un poder mundial que además explota trabajo esclavo a distancia, y compra deuda pública de países a los que después extorsiona. Ese poder busca debilitar a los Estados y ocupar el lugar de la política. Es el diagnóstico del jurista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, que fue juez de la Suprema Corte argentina y hoy es juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
En entrevista a Sul21, Zaffaroni ha hablado sobre el sistema penal en América Latina,que se ha vuelto funcional a ese poder. Para Zaffaroni, el objetivo es imponer sociedades con un 30% de incorporados y un 70% de excluidos. “En este escenario, van cayendo límites éticos, morales y legales, y todo deriva hacia la configuración de un poder criminal a escala mundial. Cuando digo ‘criminal’ no estoy hablando metafóricamente”, puntualiza.
Marco Weissheimer. En 1989, en su libro “En Busca de las Penas Perdidas”, analizó usted el proceso de pérdida de legitimidad del sistema penal en la América Latina. Para quien lee ese libro hoy, la actualidad del diagnóstico impresiona. ¿Cuál es su valoración sobre el desarrollo de ese proceso en el escenario actual?
Eugenio Raúl Zaffaroni: Creo que el escenario ha empeorado. No mejoró, empeoró. Tuvimos una crítica criminológica que llegó a América Latina por medio de dos grandes criminólogas de Venezuela, Rosa Del Olmo y Lolita Aniyar de Castro. De Europa vinieron Alessandro Baratta, Massimo Pavarini… Bum.Todos ellos han muerto,yo soy el último (ríe). Estamos formando ahora una nueva generación crítica. También ha cambiado el marco del poder mundial. En el momento en que escribí ese libro, no tenía claro lo que estaba aconteciendo en el mundo. Hoy la cosa está mucho más clara. Tenemos un poder financiero mundial con inmensas corporaciones transnacionales, de un volumen económico que supera el de muchos países. De ahí está surgiendo una pulsión totalitaria. No digo que esté ya dominándolo todo, pero se trata de una pulsión de dominio que quiere ocupar el lugar de la política.
Las corporaciones no están en manos del capital productivo. En el período del capitalismo productivo, el explotador necesitaba la existencia del explotado. Lo que tenemos hoy es otra cosa. Quienes mandan son los Chief Executive Officers (CEO’s), que son gerentes tecnócratas cuya única misión es obtener la mayor renta en el menor tiempo posible. En este escenario, van cayendo límites éticos, morales y legales, y todo deriva hacia la configuración de un poder criminal a escala mundial. Cuando digo “criminal” no estoy hablando metafóricamente. Si analizamos la crisis de 2008, lo que tenemos es una estafa astronómica. La explotación de trabajo esclavo a distancia es también un crimen. Si pensamos en el endeudamiento de los países yen lo que hace la minoría que compra la deuda de esos países para después extorsionarlos, estamos ante otro crimen más. Es una organización criminal.
Eugenio Raúl Zaffaroni: «El marco del poder hoy es muy diferente del de los años 70 y 80. El proceso de debilitamiento de los Estados que estamos viendo en nuestra región es muy serio»
El objetivo de ese conglomerado de intereses es imponer sociedades con un 30% de incorporados y un 70% de excluidos. Ya no se da una vinculación entre explotador y explotado, como en los tiempos de Henry Ford, cuando el Estado podía actuar como mediador en las relaciones entre la producción y el capital. Ahora, no se puede hacer eso porque del lado del capital ya no tenemos a nadie, sólo a tecnócratas que buscan la mayor renta posible en el menor tiempo. El objetivo de la pulsión totalitaria del capital financiero es debilitar a los Estados, que son el lugar de la política. Ellos quieren ocupar ese lugar de la política. No es preciso hablar de lo que está sucediendo en otros países de la región;es suficiente hablar del mío. En Argentina, tenemos un ministerio ocupado por gerentes de compañías transnacionales…
M.W. Ya no hay intermediarios
E.R.Z. No, los lobistas ya no hacen lobby porque están ocupando carteras ministeriales. En este intento de crear una sociedad 70×30, en algún momento tendrán que contener al 70% de excluidos;y la manera de contenerlos es utilizar, como primer recurso, el monopolio mediático. No es que los monopolios mediáticos se hayan colocado al servicio delas corporaciones y del capital financiero, es que forman parte de él.
De otro lado, el marco del poder hoy es muy diferente del de los años 70 y 80. El proceso de debilitamiento de los Estados que estamos viendo en nuestra región es muy serio.En México, el Estado ha perdido el control territorial. Y la situación de Brasil es muy preocupante. Pienso que tienen ustedes un serio problema de violencia, un problema de seguridad nacional. No estoy hablando de la doctrina de la seguridad nacional, sino de la seguridad de la vida de los habitantes, que debe ser garantizada por el Estado.
M.W.¿Cree que Brasil corre el peligro de seguir el camino de México?
E.R.Z. No. Es diferente. México tiene otros problemas. Como decía el dictador Porfirio Díaz, México está muy lejos de Dios y muy cerca de los Estados Unidos. El caso de Brasil es distinto. Ustedes tienen cerca de 700.000 presos y entre 600 y 700.000 órdenes de detención no cumplimentadas por el hecho de que no hay plazas vacantes en las cárceles. Y las cárceles brasileñas, en general, se están convirtiendo claramente, o se convertirán, en verdaderos campos de concentración. El deterioro que sufren las personas en esas cárceles es terrible. No hay asistencia médica adecuada, el hacinamiento es mayor de lo recomendado internacionalmente y las reglas mínimas de las Naciones Unidas no se cumplen. Toda cárceles degradante, por buena que sea;pero estas son particularmente degradantes. La persona que sale de esa cárceles un criminal en potencia. Es inevitable. Las cárceles no hacen sino reproducir violencia.
Pero no es solo eso. Si tenemos casi 700.000 presos y cerca de 700.000 órdenes de detención no cumplimentadas, abarcamos un universo de 1,4 millones de personas. No conozco el número de procesados que hay en Brasil sin detención preventiva determinada, perola experiencia normal es que ese número sea mayor que el de quienes están en detención preventiva. Entonces eso significa, calculando por lo bajo, cerca de 3 millones de personas sometidas a un proceso penal. Cada una de esas personas tiene padre, madre, hermanos, hermanas, amigos,etcétera. Tiene un contacto directo con cinco o seis personas por lo menos. Entonces estamos ante un universo de aproximadamente 20 millones de personas que conviven con el proceso penal como si fuera una situación normal que forma parte de su vida cotidiana. Se da, por tanto, una banalización del proceso penal,y todo ese conjunto funciona como un inevitable reproductor de la violencia.
Eugenio Raúl Zaffaroni: «Estamos ante un universo de aproximadamente 20 millones de personas que conviven con el proceso penal como si fuera una situación normal que forma parte de su vida cotidiana. Se da, por tanto, una banalización del proceso penal, y todo ese conjunto funciona como un inevitable reproductor de la violencia»
Es verdad que todo sistema penal está compartimentado. Están la policía, el juez instructor, el ministerio público, los magistrados, la cárcel, etcétera. Cada uno actúa según criterios de eficacia propios de su segmento. Yon unca he visto una compartimentación tan extrema como la que existe en Brasil. Cada cual dice que está procurando hacerlol o mejor posible en su ámbito. Pero,¿y el conjunto? Brasil no necesita tener el número de presos y de procesados que tiene. Las cárceles están llenas de autores de pequeños hurtos, ladrones de poca monta, personas que venden coca en la esquina. Esto genera una exclusión social especial, que se extiende a las familias. Y está creando un problema grave de violencia. Hay un aparato de Estado que genera violencia.
M.W.¿Cómo definiría usted la relación del sistema penal, de modo general, con ese poder financiero mundial que quiere debilitar a los Estados y ocupar el lugar de la política?
E.R.Z. El sistema penales funcional a ese poder. En la medida en que crea y potencia la violencia, está debilitando el Estado, que es lo que ellos desean. Dicho de otra manera, está dividiendo a la sociedad, creando una clase media imaginaria en el sentido de que no es una realidad económica. En la India, crearon una casta de parias y el resto de la sociedad se considera superior a ellos. Es un tipo especial de racismo. Y los medios siguen pidiendo cada vez más prisiones, y reproducen cada vez más violencia. Es un mecanismo totalmente funcional a esa pulsión totalitaria del capitalismo financiero.
M.W. Además del crecimiento de esa cultura “punitivista”, alimentada por mecanismos como los que usted acaba de describir, se da también un avance político de la derecha e incluso de la extrema derecha en América Latina. ¿Cómo ve ese escenario?
E.R.Z. Eso también es funcional porque divide la sociedad y alimenta una violencia social e ideológica. Estamos volviendo, en otro escenario, a algunas situaciones del período de preguerra. El lawfare [la “guerra jurídica”]no es nuevo, ya fue utilizado por los nazis. No estoy diciendo que haya vuelto el nazismo. Es otra cosa. El marco del poder es diferente, perolas técnicas son las mismas. Cualquier sistema penal es estructuralmente selectivo. No se puede evitar. Lo que sí es posible,es disminuir el nivel de selectividad. En todas las sociedades, en especial en las nuestras que están extremamente estratificadas, existen tipos de adiestramiento diferentes. En la favela, nadie es adiestrado para crear una sociedad offshore. Ese adiestramiento corresponde a otra clase social. Quienes se han criado en la favela y quieren delinquir, acaban por hacer cosas más sencillas. Yla policía hace lo que es más fácil de hacer. Tenemos ahí, por tanto, una selectividad estructural. Ahora bien, tenemos también el surgimiento de una selectividad persecutoria, que es un elemento totalitario. Estamos viendo ese fenómeno de modo muy claro en mi país.
M.W. ¿Cómo se está manifestando ese fenómeno en Argentina?
E.R.Z. En Argentina, vemos la utilización de los medios de comunicación para estigmatizar a los opositores,y la manipulación de un segmento de la Justicia Federal para criminalizar a la oposición. Lo hacen, inventan cosas. Han llegado al extremo de hablar de traición a la nación. Nosotros tenemos una definición constitucional de traición a la nación, copiada de la Constitución de los Estados Unidos, según la cual solo puede existir traición a la nación en un estado de guerra. Procesaron a la expresidenta Cristina Kirchner, al ex secretario de la Presidencia y al exministro de Relaciones Exteriores por traición a la nación. Se dieron cuenta de que era una barbaridad muy grande y cambiaron la acusación: no es traición a la nación, pero sí encubrimiento. Es un proceso claro de selección persecutoria.
M.W. Yen el caso brasileño, ¿está presente el mismo fenómeno en el proceso da Lava Jato, que culminó conla prisión del expresidente Lula?
E.R.Z. Yo no puedo hablar sobre ese tipo de situación en países distintos del mío, porque son cosas que, en algún momento, pueden llegar a la Corte Interamericana. Sobre Argentina sí puedo hablar, porque, como argentino, me está vedado tratar de esos casos en la Corte Interamericana.
M.W. En su opinión, el sistema penal ¿tiene anticuerpos para resistir y enfrentar esa ofensiva del poder del capital financiero a escala mundial?
E.R.Z. Yo no doy mucho crédito a las conspiraciones, porque creo que es una manera de tranquilizarnos. Si pensamos que alguien tiene una gran computadora con la que está haciendo todo eso, la solución sería fácil. Cuestión de detener a la persona que maneja la computadora. Perola realidad es mucho más complicada. Hay cosas que suceden debido a una multiplicidad de factores, en ocasiones muy difíciles de identificar. La situación de Brasil a la que me he referido no ha sido creada por un gobierno, sino que se ha ido conformando a lo largo del tiempo. ¿Qué es lo que hace el poder financiero, como cualquier poder,por lo demás? Si considera que un determinado proceso es funcional, deja que siga adelante. Si es disfuncional, intenta detenerlo. Por otro lado, ningún poder es macizo, siempre hay fisuras y huecos. Si fuese macizo, nosotros no estaríamos aquí.
Eugenio Raúl Zaffaroni: «No me parece que la realidad que vivimos hoy pueda ser explicada como una polarización entre izquierda y derecha. Pienso que nuestra realidad regional responde mejor a una polarización entre colonización y soberanía»
Desde dentro del sistema penal no hay posibilidades serias de resistir a ese poder. Ustedes, los brasileños, necesitan ser conscientes de que tienen una responsabilidad continental. Cualquier cosa que suceda aquí va a repercutir sobre todos nosotros. Eso es inevitable, por las dimensiones del país. Brasil está frente a un problema de seguridad nacional que exige respeto a la vida de sus habitantes. Es necesario pararse a pensar un poco sobre eso. Hacer un llamamiento a la racionalidad.
M.W.¿Qué espacio de intervención ofrecen hoy instancias internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos para afrontar esos problemas?
E.R.Z. Hace dos semanas tuvimos una reunión en ocasión del 40o. aniversario de la Corte Interamericana, en la que también participaron miembros del Tribunal africano y del Tribunal europeo. Debatimos problemas comunes a los tres tribunales regionales. Uno de ellos es que tenemos dificultades para el cumplimiento de las sentencias. Los Estados están utilizando el argumento de la soberanía. Eso es interesantísimo. No me parece que la realidad que vivimos hoy pueda ser explicada como una polarización entre izquierda y derecha. Pienso que nuestra realidad regional responde mejor a una polarización entre colonización y soberanía. La pulsión del totalitarismo corporativo es una pulsión colonialista que agrede a nuestras soberanías. Y ellas se defienden de esa pulsión colonizadora alegando el valor de la soberanía.
Los tribunales regionales, internacionales y el sistema mundial, son una garantía. La vigencia de los derechos humanos tiene que ser asumida por las instituciones de cada país. Los tribunales regionales no pueden sustituir esa tarea. Muchas denuncias nos llegan años después de que los hechos han ocurrido. No tenemos instrumentos para actuar en la solución de conflictos después de pasados diez, quince años. Nuestro trabajo tiene alguna importancia en el sentido de elaborar doctrinas útiles para los tribunales superiores,y cosas así. Si un proceso descarrila, nosotros no podemos sustituir a la magistratura nacional. No tenemos capacidad material para tanto y, por otra parte, sería un absurdo desde el punto de vista institucional.
[Publicado originalmente en Sul21 el 6/8/2018. Traducción del portugués, Pasos a La Izquierda.]