Palau Güell
Es difícil hablar de uno mismo, sobre todo si hay que hacerlo sobre el propio trabajo y justificar la tarea de cómo lo hacemos. Aunque en la fotografía siempre se puede echar mano de las ideas más comunes, generalmente se habla de arte o de expresión, la realidad es más sencilla, y creo que ya he hablado de ello en otras ocasiones. El fotógrafo mira; constantemente está mirando y, a veces, lo hace sin disponer de una cámara para poder congelar el momento en que contempla una imagen del mundo real que desearía guardar para siempre. Eso nos produce en parte la sensación de pérdida y, no obstante, siempre guardamos en un rincón de nuestra mente esa imagen que no volveremos a ver, y que, aunque no se repita, es posible que alguna similar se nos aparezca, hasta el punto de disparar el recuerdo de aquella que perdimos, permitiéndonos reconstruir otra similar que produce la satisfacción de poder recuperar algo de lo que vimos y nuestra memoria retiene.
Todos los fotógrafos hacemos este tipo de reflexiones, ya que decidir qué es objeto de nuestra necesidad de fotografiar y en qué momento hacerlo, se convierte en las preguntas más importantes. A veces es un rostro, o una acción, a veces un solo gesto, y en esos casos la mayoría de las veces no llegamos a tiempo; el instante pasa, y en el siguiente la instantánea ya no tiene sentido. Asimismo, ocurre que una vez la fotografía obra en nuestras manos, la sorpresa de haber conseguido algo mejor de lo que se esperaba produce una satisfacción indescriptible. En cualquier caso, también la fotografía reflexiva, preparada, reflejo del retorno a un lugar concreto para capturar la esencia, la magia o la crudeza de un paisaje o de un espacio urbano, arquitectónico, conjugación de lugar y momento, es parte del objeto del fotógrafo. En ocasiones, se juega con la paciencia y somos capaces de esperar que llegue la luz adecuada, así como que nada nos distraiga al capturar la imagen; sea porque la idea es que nadie interfiera en la toma o, todo lo contrario, porque se pretende que alguien pase por un punto concreto para que la composición quede perfecta. Todo eso es fotografiar.
En estas fotografías que os presento hay un poco de todo ello, imágenes inmediatas, reflexivas o preparadas meticulosamente; aunque, sin duda, todas ellas fruto de una mente fotográfica que necesita capturar un momento de algo que valía la pena ser fotografiado o que por lo menos yo, fotógrafo, lo creyera así.
Un ejemplo claro de todo ello es la fotografía de la bajamar en el Mont Sant Michel; el momento es claro, el mar está ausente, pero en la foto se percibe que la marea subirá, y esas personas que caminan sobre la arena también lo saben por los muchos carteles qué lo advierten y, por ello, el paseo debe hacerse con guías que respetan el ritmo de la naturaleza. Nada de esto se ve en la fotografía, pero se intuye que algo puede pasar.
En todas las fotografías puede sentirse algo más allá de lo que muestran, asimismo la mirada, los conocimientos o el estado de ánimo del espectador cuentan. Tomemos la fotografía de las tres chimeneas de la central eléctrica de Sant Adrià del Besos; en su momento fueron el símbolo del despegue industrial de Barcelona y hoy quedan como un monumento vacío a lo que fue una ciudad industrial. Ahora ya perdido ese empuje, la ‘ciudad de los prodigios’ debe obtener su sustento convirtiéndose en un escaparate turístico.
Bien, llegados aquí, solo deseo que mis fotografías causen una buena impresión; faltan muchas, las profesionales y otras que son más para revistas especializadas en el arte fotográfico, también las más experimentales, que a veces son tan solo juegos de luz y sombra. En otra ocasión podremos mostrarlas.
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Enric Berenguer. Fotógrafo profesional, graduado en Historia por la Universitat de Barcelona, ha sido profesor en escuelas de diseño y es miembro del Consell Rector de la Federació de Cooperatives de Consumidors i Usuaris de Catalunya. Ha publicado numerosos libros y catálogos de arte para la Generalitat de Catalunya, Institut Català d’Estudis Mediterranis, Ajuntament de Barcelona, Col.legi d’Arquitectes de Catalunya, etc.
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