Por Tica Font
Hacendado
¿Quién tiene la responsabilidad del inicio de la guerra en Ucrania?
Putin es la persona que ordenó invadir Ucrania, por tanto, tiene una responsabilidad directa sobre la invasión. Otra cuestión son las causas que han motivado esta acción.
Abordar cómo se ha llegado hasta esta situación sería muy largo, habría que comenzar por el imperialismo ruso, seguir con el relato de su papel en la Segunda Guerra Mundial, el relato de la Guerra Fría y sí se considera que Rusia la ganó o perdió. También sí, los rusos creen que fueron engañados por Estados Unidos, en las conversaciones y negociaciones del final de la Guerra Fría. El relato y los sentimientos generados en la población son relevantes para entender el apoyo a la guerra o a la llamada “intervención militar”.
Deberíamos tener en cuenta, asimismo, las acciones occidentales hacia los países de la extinta Unión Soviética, el expansionismo de las multinacionales, la globalización económica, el papel de la industria militar norteamericana y la expansión de la OTAN hacia los países de la esfera soviética en territorio europeo. Se ha hablado mucho de la expansión de la OTAN hacia los países de la ex Unión Soviética. Conviene tener presente que el final de la Guerra Fría comportó la apertura de la economía soviética, facilitando que las multinacionales llegaron a todos estos países, pero la industria militar solo podía hacerlo en la medida que estos países entraran en la OTAN y renovaran sus ejércitos con estándares norteamericanos.
los rusos creen que fueron engañados por Estados Unidos, en las conversaciones y negociaciones del final de la Guerra Fría. El relato y los sentimientos generados en la población son relevantes para entender el apoyo a la guerra
Abordar la complejidad de este período ayuda a entender la complejidad de las decisiones tomadas por todos los gobiernos implicados. Entender o comprender no significa justificar. No hay guerra si como mínimo dos no quieren que la haya.
¿Qué consecuencias puede tener esta guerra para Rusia?
La guerra siempre supone pérdidas de vidas, pérdida de futuro, una o dos generaciones con rupturas profundas sobre sus vidas, supone también grandes pérdidas en infraestructuras, en capacidad de trabajo, en la economía, el empobrecimiento de una buena parte de la población o fuertes caídas del PIB. Aunque unos países la sufran más que otros el PIB mundial acabará mostrando los efectos de la guerra.
En general Ucrania será la que más sufrirá la catástrofe de la guerra. Rusia también, los soldados muertos y las madres de éstos no se repondrán de ello; en términos económicos todavía es pronto para hacer especulaciones, a corto plazo puede que la economía rusa se resienta, pero puede que abra mercados nuevos y dentro de unos años se recupere, aunque difícilmente ganará todo lo que haya perdido en estos primeros años de guerra y posguerra. En términos políticos el tiempo dirá si la guerra ha supuesto o no un mayor incremento en la pérdida de libertades y formas de gobierno más autocráticas.
¿Cómo puede quedar la Unión Europea después de todo esto?
La UE es un actor más de la guerra, no la sufre en términos de vidas humanas o destrucción de las infraestructuras, pero la sufre y la sufrirá en términos económicos y de empobrecimiento de la población. Todos vemos cómo impacta la guerra en el precio del petróleo o del gas, cómo ello afecta a los precios de productos básicos, como está afectando a empresas que cierran por no poder asumir el encarecimiento de materiales, también hemos visto que las multinacionales que tenían filiales en Rusia han tenido que cerrar y abandonar las líneas de producción; también podemos preguntarnos cómo nos afectará la escasez de gas natural, y cómo afectará perder el mercado ruso. Por ahora, la UE se ve abocada a acelerar la descarbonización de la economía, a generar energía no fósil, ello supone reorientar todas sus políticas económicas e industriales para favorecer a estos nuevos sectores económicos, así como sus políticas comerciales hacia los nuevos proveedores de materias primas esenciales para esta transición energética. Estos cambios no son rápidos y los años que duren serán duros.
Pero al mismo tiempo la Unión Europea se prepara para la guerra, se prepara para la confrontación con Rusia, que ha pasado a ser un adversario, lo que conlleva impulsar la industria militar europea, la producción de armamento y la adquisición de armamento nuevo, sea norteamericano o europeo. Con el tiempo veremos si esta nueva militarización y carrera de armamento beneficia más a la industria norteamericana o a la europea. En todo caso esto conlleva un incremento importante de los presupuestos de defensa.
Nos queda por ver cómo afectará a los balances presupuestarios, si no aumentan los ingresos económicos y sí aumentan los gastos en estas dos líneas estratégicas, transición energética y gasto militar; nos tendrán que explicar de qué partidas reducirán los gastos. Seguramente en gasto social, prestaciones sociales o en sanidad. Lo que equivaldría a una mayor erosión de la sociedad del bienestar que se logró después de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué puede decir de la actitud de China? ¿Cómo ve esta guerra en el marco del mundo actual?
En primer lugar, cabe estudiar la evolución china en tres ámbitos: el económico, el tecnológico y el militar. En términos de peso económico mundial, el PIB de la economía mundial China casi supera en el conjunto del PIB mundial a Estados Unidos, por tanto, la economía china tiene un gran peso en la economía mundial y disputa la hegemonía económica a Estados Unidos. En términos tecnológicos, en concreto en Inteligencia Artificial y robótica, los norteamericanos tienen mucho temor a que China pueda superar e ir por delante de la tecnología occidental. El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN 2022 (Cumbre de Madrid) enfatiza esta situación de competitividad tecnológica entre China y Estados Unidos -Occidente; se parte de la premisa de que quien controle y desarrolle los productos de nueva generación tecnológica ostentará el poder mundial. En tercer lugar, es relevante la modernización militar china, sus inversiones en generar nuevas armas y armar su ejército con esos equipos de nueva generación; China ha desarrollado en los últimos 30 años una impresionante industria militar.
Estamos asistiendo a una disputa sobre la hegemonía mundial Estados Unidos/China, esta disputa se lleva a cabo en tres campos, el económico, el tecnológico y el militar. Alrededor de estos tres ejes se llevará a cabo la disputa por la hegemonía mundial.
La Guerra de Ucrania ha abierto esta nueva era de competitividad y lucha por la hegemonía mundial y alrededor de ella se empiezan a construir bloques y alineamiento de países; bloques que marcarán las políticas económicas y comerciales. A lo largo de la historia vemos que los cambios hegemónicos se han llevado a cabo mediante guerras. ¿pasará lo mismo? ¿Nos estamos preparando para una gran confrontación? ¿Es inevitable? ¿Podemos cambiar las relaciones mundiales? ¿O podremos aceptar compartir las hegemonías sin matarnos o sin imposiciones a través de la fuerza?
Personalmente desconozco y no sé predecir cómo será el comportamiento chino en la nueva escena internacional y, por tanto, no sé bajo qué condiciones China estará dispuesta a usar la fuerza militar para proteger sus intereses económicos o políticos.
¿Hay posibilidades de negociación de paz en un plazo razonable en Ucrania, o la guerra va para largo?
Como pacifista resulta duro comprobar que unos días de crónicas televisivas anulan principios o valores tan importantes como los relacionados con la defensa de la vida humana por encima de todo y cómo hacen aflorar emociones primarias que piden guerra, apoyo a la guerra.
En términos geopolíticos hay que situar la guerra en un contexto de construcción de una nueva era, estamos construyendo un nuevo orden mundial multipolar, en el que todavía no se han establecido aquellos que figurarán como potencia, ni tampoco se han establecido los canales ni la arquitectura institucional de diálogo entre las potencias que conformen el nuevo orden mundial. Adolecemos, asimismo, de esta falta de nuevas instituciones de diálogo entre países y más si tenemos presente que a Rusia se le ha expulsado del G8, que se le ha expulsado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU o que Rusia misma se ha excluído del Consejo del Báltico y ha retirado sus diplomáticos de la OTAN.
Que habrá negociación ¡Seguro! Las guerras ya no acaban mediante victorias militares, en algún momento habrá negociaciones, lo que todavía no podemos saber es cuando y a propuesta de quien se llevarán a cabo. Estados Unidos se ha involucrado a fondo en esta guerra. Rusia reclama ser considerada una potencia mundial, pero para occidente Rusia ya no es una potencia económica, su PIB es similar al de Italia, no es una potencia tecnológica y en esta guerra se dirime si es o no potencia militar. Los norteamericanos están comprobando su capacidad industrial de reponer todas las armas que utiliza en el conflicto; están comprobando cuánto tiempo pueden aguantar. Al margen de las armas nucleares Rusia tendrá que demostrar que es capaz de sobrellevar una guerra larga.
La negociación llegará cuando el gobierno ruso o el ucraniano consideren que ya no pueden seguir o que el nuevo gobierno norteamericano, después de Joe Biden, cambie y considere que no quiere seguir la guerra. ¿Quién será el primero en pedir negociar?, sabemos que el primero que lo haga será el que más tendrá que ceder.
En el imaginario europeo todavía queda el rechazo al horror de la guerra. El movimiento pacifista se hace eco de ello, la población todavía puede aceptar que preservar la vida es más importante que cualquier otro valor abstracto como el país o la nación. Pero no hemos logrado cambiar las premisas de pensamiento en los espacios de toma de decisiones donde los intereses económicos siempre están por encima de mantener la vida.
Todos sabemos que utilizando las premisas de la física newtoniana nunca se hubiera desarrollado la teoría de la relatividad, fue necesario cambiar de premisas para obtener una respuesta diferente. Ese sigue siendo nuestro reto, si no hay cambio de premisas siempre llegamos al mismo resultado para dirimir los conflictos de intereses: la guerra. ¿Cuándo cambiaremos esas premisas? ¿Quién no tiene interés en que cambien las premisas?
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Tica Font es fundadora del Centre d’Estudis per la Pau M. Delàs, es experta en economía de defensa, presupuestos de defensa, comercio de armas, nuevas armas y seguridad. Ha publicado El negocio de las armas. La responsabilidad española (Octaedro, 1994); y con Eduardo Melero Armas, negocio, política y opacidad. Exportaciones españolas de armamento 2005-2017 (Icaria, 2020).