Por LUIGI PIZZOLO
Desde el 4 de marzo, en el debate y en las reflexiones políticas, nos venimos preguntado acerca de cuántos electores de centro izquierda habían decidido votar por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y, sobre todo, por qué lo habían hecho. Reflexiones y demandas que no son secundarias, aunque solo sea por el hecho de que esta circunstancia ha inducido a distintos exponentes de ese campo de centro izquierda a mirar de forma no hostil un posible acuerdo de gobierno con los grillini. Esta posición, sin embargo, postulaba una certeza casi absoluta: que los ex electores y, en algunos casos, ex militantes de izquierda creyesen del mismo modo deseable un acuerdo de gobierno con las fuerzas de centro izquierda. Para verificarlo decidimos ir al encuentro de estos y lo hemos hecho en una ciudad, Cerignola, que de alguna manera es paradigmática de las dificultades de la izquierda. Una ciudad que era no solo una de las pocas “manchas rojas” en Apulia sino el símbolo mismo de las luchas y de la liberación de los braceros, de las luchas por los derechos de los trabajadores (Cerignola, hagamos un inciso, y para que lo sepan muchos jóvenes que me temo no lo conocen, es la ciudad en la que nació y se formó Giuseppe Di Vittorio). Una ciudad donde la izquierda gobernó ininterrumpidamente hasta finales de los años 80.
Pues bien, en esta ciudad, desde 1991 la izquierda no toca bola. Durante casi treinta años, contando que las próximas elecciones serán en 2020, ha sido una continua sucesión de gobiernos locales de derecha pura (el Movimiento SocialeItaliano de Tatarella) y de centro derecha. Hasta, hablamos de hoy, un civismo populista, arrogante y fascistoide que, de hecho, se había anticipado en la ciudad a la oleada grillina. En resumen, las dificultades de la izquierda en Cerignola han coincidido temporalmente con el final de la experiencia histórica del PCI y puede ser útil preguntarse si se trata solo de una coincidencia o de un preciso nexo político entre los dos factores. Laura y Clara tienen una historia política y personal que me intriga sobremanera porque su historia es mi historia. La historia de sus familias es la historia de mi familia. Una familia que en las distintas ramificaciones es una parte importante en la historia del sindicato y de la política ciudadana. Precisamente para dar una idea del contexto del que hablo, junto alavivienda de nuestro común abuelo materno se alojaba Di Vittorio cada vez que volvía a Cerignola. El mismo abuelo, al que no le interesaba absolutamente nada el fútbol pero que no se perdía nunca en la televisión el encuentro que enfrentaba a Italia contra la URSS. Omito precisar por quién se decantaba. Una familia, en resumen, donde se nacía comunista y, a lo mejor, después, se convertía uno en eso.
En resumen, las dificultades de la izquierda en Cerignola han coincidido temporalmente con el final de la experiencia histórica del PCI y puede ser útil preguntarse si se trata solo de una coincidencia o de un preciso nexo político entre los dos factores
Laura es abogada, Chiara comprometida en el voluntariado, las dos tienen un pasado de militantes y dirigentes en la Izquierda Juvenil. Su último voto a la izquierda fue en 2013. Bersani, me dicen ambas, ha sido uno de los pocos, quizá el último en el PD, en encarnar las ideas y valores de la izquierda. Quizás el único, visto que muchos, casi todos los que le eran próximos no han dudado en posicionarse a la primera ocasión con Renzi. El ascenso de Renzi representa, para ellas, el punto de ruptura. No se ha tratado de una renovación sino de una liquidación: la liquidación de la izquierda. El artículo 18 podía ser garantía, sí, solo para una minoría de trabajadores, pero precisamente por esto ¿para qué debilitarlo? ¿Cuál era la imperiosa razón? Una señal. Una señal a los poderes reales de que se podían fiar de él, de que él era la persona adecuada para garantizar sus intereses. Y la prueba, añaden, es el comportamiento que tuvo el gobierno sobre la cuestión bancaria. «Si uno escoge el camino que tomó Renzi, las reformas de los derechos civiles son solo la hoja de parra tras la que se esconde el verdadero objetivo: realizar lo que Berlusconi no había conseguido hacer. Y no se olvide nunca que Berlusconi era de la P2»1. Juicio quizás excesivo pero expresado con convicción e inapelable.
Igualmente de severo y claro es el juicio sobre Liberi e Uguali2, al que ven completamente como no creíbles por haber votado todas las leyes que propuso Renzi para después salir del PD, cosa que no se entiende bien. Confían en que a la izquierda pueda nacer algo nuevo, algo en que volver a creer, pero ninguno del actual grupo dirigente de Liberi e Uguali, de los que durante la campaña electoral han estado más expuestos mediáticamente, les convence mucho. Su voto por el M5S ha sido a la vez convencido y de protesta. No todo lo que el movimiento propone cuenta con su aprobación (rechazan, por ejemplo, las ambiguas posiciones sobre Europa y el euro además de las de inmigración) pero confían que algunos puntos del programa –estado del bienestar, medio ambiente, justicia– puedan llevarse a cabo. Y si esto supone que tienen que acordar un pacto de gobierno con la Liga, no se escandalizan: piensan maquiavélicamente que en esta fase el fin puede justificar los medios. Ciertamente, esperaban, y aplaudían en ese sentido, un gobierno con el PD que, desde su punto de vista, habría podido neutralizar precisamente esas derivas anti europeístas que se manifiestan en el movimiento, pero de un partido «súcubo de Renzi no se podía esperar otra cosa» Confían, por tanto, en un gobierno 5 Stella-Lega por un tiempo, el necesario para dos o tres puntos del programa y, sobre todo, aprobar una nueva ley electoral. Después habrá que volver a votar y, si a la izquierda no hay hechos (y caras)nuevos y rupturistas votarán de nuevo como lo han hecho ahora.
Elena no ha sido nunca una militante, una activista política. Lo han sido muchos de su familia. Su hermano, a pesar de no ser un militante político ya que es sacerdote, es el referente en Cerignola.de Libera, la asociación contra las mafias del padre Luigi Ciotti. También ella el 4 de marzo votó por primera vez al Movimiento 5 Estrellas. Antes lo hizo por DS, luego por el PD. Renzi le gustaba, no participó en las primarias de 2013 que lo coronaron como secretario pero si hubiese participado lo habría votado. Creía que él representaba la exigencia de nuevos aires que se notaba incluso en la periferia. Para ella el punto de caída fue el referéndum constitucional. No tanto y no solo por los contenidos como por «la arrogancia con que quería imponer su punto de vista. Tenía la impresión de que consideraba estúpido a quien no pensase como él. Tuve la confirmación en el debate televisivo con aquel profesor universitario,Zagrebelsky: no tuvo ningún respeto por quien seguramente sabía más que él». Por eso, según Elena, Renzi no ha provocado en la izquierda una mutación genética sino una verdadera mutación antropológica. Líderes, o presuntos líderes, que no explican programas e ideas sino que las imponen.
Confía también ella en una izquierda distinta, «pero gente como Berlinguer ya no quedan. Bersani y D’Alema han cubierto su etapa. A Grasso no le entiendo cuando habla y la Boldrinime parece solo una astuta. Rossi me parece decente pero no creo que le den su sitio, no aparece nunca en la televisión o en los periódicos».
Vito y Savino tienen 19 años, son compañeros de clase y este año pasarán la selectividad. El 4 de marzo votaron por primera vez. Su universo político son las redes sociales. Su conciencia política se ha formado casi exclusivamente en Facebook y han sido precisamente los post publicados en la plataforma de Zuckerberg los que les convencieron para votar a los 5 estrellas. La razón es a la vez simple eimpresionante: «eran los únicos que se hacían entnder». Pocos argumentos, pocas consignas, pero transmitidas de la manera más simple y eficaz. Ellos, me dicen, no saben nada de la reforma laboral ni del artículo 18. La única certeza que tienen es que nunca encontrarán trabajo, y mucho menos en su ciudad. Los derechos de los trabajadores son, para ellos, un dato secundario. Lo importante es encontrar un trabajo porque «si te portas bien, acaso no te despidan». En su inexperiencia acerca de las cosas de la vida y del mundo, en una sola frase han hecho emerger todo el fracaso de la izquierda de los últimos treinta años. Comportaos bien, adaptaos, que alguien habrá que piense en vuestro futuro, en tu bienestar. ¿Se puede percibir algo más liberal en la ingenua pero convencida frase de estos dos jovencísimos chicos?
El final del PCI en esta ciudad, como en el resto del país, no sólo ha sido el inevitable final de una experiencia histórica y política, sino el fin de una función indispensable, la del estudio de las dinámicas sociales, de su interpretación y de la búsqueda de respuestas a las necesidades que surgieron de las mismas
Y luego sí, el final del PCI en esta ciudad, como en el resto del país, no sólo ha sido elinevitable finalde una experiencia histórica y política, sino el fin de una función indispensable, la del estudio de las dinámicas sociales, de su interpretación y de la búsqueda de respuestas a las necesidades que surgieron de las mismas. «El intelectual colectivo» que enseñaba cómo trabajo y derechos no podían y no debían separarse. Sí, porque necesitas que alguien, tercamente, obstinadamente te lo explique, alguien que, para usar un término ahora denigrado, forme una «conciencia de clase», teniendo en cuenta la evolución de las transformaciones de las clases sociales. Es fácil argumentar que la izquierda debe volver a conectar con esa parte del pueblo que corre con el mayor peso de las desigualdades sociales y que exigen seguridad. El problema es cómo hacerlo.
Si un trabajador de una gran empresa cree que el impuesto plano al final puede traerle ventajas y que poco importa la suerte de los otros derechos universales como la salud, porque también está el estado de bienestar empresarial, entonces el «cómo» es una enorme roca si piensas que también hay que reconstruir,en relación con aquellos a los que quieres y te debes dirigir, el principio de solidaridad. Esto nos ha transmitido el voto del 4 de marzo, el voto de la Liga y 5 Estrellas: tienes que empezar desde el principio, de los fundamentos. Y una izquierda simplemente reformista me temo que no es suficiente.
[Artículo publicado originalmente en Italianieuropei, 3/2018. Traducción de Pasos a la Izquierda]
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Luigi Pizzolo. Comentarista de “L’Argine”.
1.- La P2 (Propaganda Due) fue una antigua organización de tipo masónico que se convirtió en un grupo criminal compuesto por funcionarios de la justicia, militares, políticos, de las fuerzas de seguridad, financieros, que conspiró durante los años de la República y defendió intereses oscuros y fuera de toda legalidad. El escándalo saltó en 1981 y provocó una considerable crisis política, incluso con la caída del gobierno. [^]
2.- Partido fundado en diciembre de 2017 a partir de otras fuerzas de izquierda, unas autónomas y otras escindidas del PD. Su líder presentado a las elecciones del 4 de marzo fue el entonces presidente del Senado Pietro Grasso. Su resultado electoral fue el 3,39%. [2]