Por Romané Landaeta
Robert Cappa. Exiliados
“Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia;
Conmuévanse, porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo;
Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fortaleza.”
Antonio Gramsci, L’ Ordine Nuovo, año I, n° 1
1° de mayo de 1919.
El domingo 19 de diciembre del 2022, marcó un hito en la historia republicana de Chile: Por primera vez, un joven de 35 años, Gabriel Boric Font, ganaba la elección presidencial con un 55, 87%1, transformándose en el candidato más votado de la historia reciente en Chile, desde la implementación del voto voluntario2. Pero, además, se instauraba un cambio generacional junto con la propuesta de otra forma de hacer política. En efecto, el triunfo del candidato de la Alianza “Apruebo Dignidad (AD)”3, puso fin al predominio de los bloques de centroizquierda y centroderecha que, por más de tres décadas, luego del retorno de la democracia en 1990, habían gobernado en el país. El presidente electo, crítico a estos conglomerados y férreo oponente del centro derecha neoliberal de Sebastián Piñera, y más aún, de la extrema derecha de José Antonio Kast, su rival en las pasadas elecciones presidenciales.
El recambio generacional
Simbólicamente, la elección de Gabriel Boric también significó un cambio de paradigma. Son muchos los elementos que representa el nuevo tiempo político propuesto por la generación que actualmente cuenta los treinta y tantos, y que llega democráticamente al poder. El lugar escogido para celebrar el triunfo electoral, -el mismo que utilizó Salvador Allende Gossens en su célebre discurso del 04 de septiembre de 1970-en la Avenida Libertador General Bernardo O’Higgins, conocida como “Alameda”, y la intersección con la avenida Santa Rosa, ambas conforman uno de los ejes viales más importantes en pleno centro de Santiago. Destaca también las formas de desplegar la implementación del gobierno: con sencillez y valentía, para desarmar prácticas y formatos políticos un tanto añejos para el nuevo siglo. No obstante, uno de los momentos de mayor representación simbólica, fue luego de haber sido investido como presidente de Chile en el Congreso Nacional, y antes de ingresar al Palacio de Gobierno en Santiago para recibir los primeros honores de la guardia presidencial, Gabriel Boric, saliendo de todo protocolo, caminó hasta la estatua de Salvador Allende, y realizó un pequeño homenaje a la figura del expresidente.
Otros elementos cargados de simbolismo y representación, ha sido acercar la forma de gobernar a la ciudadanía en su conjunto, recordando cuestiones que se habían olvidado -erróneamente- en el neoliberal Chile, como es el rol de la función pública. Todo ello con acciones concretas, que van desde la forma de desenvolverse en el espacio público, la vestimenta, mucho más informal, junto con el trato más cercano, amable y cortés con todos quienes rodean al presidente y su equipo de trabajo. Así también el lugar escogido para la residencia presidencial, no fue en los clásicos barrios ricos de Santiago, donde sus antecesores decidieron vivir. En su caso, escogió un barrio céntrico y antiguo de la capital que, a mediados del siglo XIX, había sido el epicentro de la intelectualidad chilena en plena fundación de la República. Conocido como barrio Yungay, se trata de un lugar tranquilo, cercano a no más de 30 minutos del palacio de gobierno. La impronta de representación que propone el gobierno de Boric, recuerda a la idea de proximidad de presidentes anteriores, como Pedro Aguirre Cerda (1919-1921), Juan Antonio Ríos (1942-1947), Salvador Allende (1970-1973), o Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), que de alguna forma sortearon las reglas del denominado protocolo decimonónico.
Sin embargo, también ha significado un aprendizaje para la ciudadanía: reconocer a la generación que ahora asume los hilos en la conducción del país, trabajó arduamente durante más de diez años en busca de cambios estructurales para Chile, desde el ámbito universitario, en las manifestaciones estudiantiles y la protesta (huelga) en la calle, poniendo en jaque a los diferentes gobiernos de la posdictadura. Luego, en el Congreso Nacional como diputadas y diputados, promoviendo leyes que apuntaban a la igualdad, la equidad y la transparencia de la función pública, desarrollando al mismo tiempo un arduo despliegue territorial. Ahora la denominada “bancada estudiantil” como fue conocida cuando eran parte del congreso, tiene la oportunidad histórica de comenzar a realizar los cambios estructurales que requiere Chile. Y es que junto con Boric, aquel grupo de jóvenes muy bien preparados, a partir del 11 de marzo de 2022, pasó a formar parte del gobierno del presidente electo. En efecto, quien había sido jefa de campaña en la segunda vuelta, Izkia Siches (Independiente), fue designada como ministra del Interior y Seguridad Pública, primera mujer en ejercer este cargo; Camila Vallejos (PCCH), portavoz en la primera campaña presidencial de Boric, asumió como ministra de la Secretaria General de Gobierno, y Giorgio Jackson (RD), según los medios de comunicación, la “mano derecha” durante la campaña presidencial, asumió como ministro de la Secretaría General de la Presidencia.
La expectación frente al cambio de gobierno aquel 11 de marzo de 2022 era muy alta. Por un lado, los medios de comunicación anunciaban la deplorable forma en que el segundo gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022) dejaba al país, con una profunda crisis económica y de representatividad, con una agenda en materia de gobernanza y derechos humanos en el debe, por citar algunas cuestiones pendientes. Pero por otra parte, el esperado cambio de mando, que permitía al joven Boric acceder de manera oficial a la máxima magistratura de Chile, encendió nuevamente la esperanza en este austral país.
Desafíos y expectativas de los primeros días
Uno de los aspectos que han marcado la forma de hacer política, es que Boric, tanto en la campaña política, como en su rol de presidente, ha manifestado su deseo de incorporar de forma transversal el feminismo. Así también lo ha planteado en su programa de gobierno, con una agenda feminista programática, que defenderá las históricas luchas del movimiento feminista, y entre otros propone: aborto libre, seguro y gratuito, educación no sexista. “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Un Sistema Nacional de Cuidados que fomente la corresponsabilidad entre hogares, Estado y comunidad. La búsqueda hacia una Democracia Paritaria, es decir, la igualdad en el acceso a los cargos tiene que ser una realidad y un suelo común para comenzar un proceso de transformación del Estado. En palabras del propio presidente: «Hemos conformado este equipo de trabajo con personas preparadas, con conocimiento y experiencia, comprometidos con la agenda de cambios que el país necesita y con la capacidad de sumar miradas, distintas perspectivas y nuevas visiones4«. Esto quedó de manifiesto con la conformación del gabinete, donde catorce de los veinticuatro cargos de ministros corresponden a mujeres. Pero además, los ministerios claves del gobierno están a cargo de mujeres, estos son: Cancillería, Interior y Seguridad, Medio Ambiente, Justicia y Trabajo5.
Durante un par de semanas, muchos países observaron con atención al nuevo presidente de Chile, y las expectativas han sido notorias, más aún con el listado de prioridades que ha debido enfrentar: el proceso constituyente, la crisis migratoria, la pandemia Covid-19. Y por otro lado, impulsar la economía del país, junto con la renovación del sistema de pensiones, además de avanzar en la agenda feminista y medioambiental. El proceso constituyente que fue posible gracias a las movilizaciones sociales de octubre de 2019, que luego procedió al “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”, firmado en noviembre del mismo año. Luego siguió un camino de reformas constitucionales aprobadas por el Congreso Nacional para establecer un itinerario constitucional y regular la equidad de género y la reserva de escaños reservados para los pueblos originarios. El borrador de la nueva Constitución será entregado la primera semana de julio del año en curso, y el 04 de septiembre se realizará la votación para aprobar o rechazar el texto constitucional redactado por la Convención Constitucional, sin duda, un momento histórico y la gran posibilidad de Chile, para poner fin a la Constitución escrita durante la dictadura de Pinochet.
En materia medioambiental, una de las primeras acciones del actual gobierno fue firmar el Acuerdo de Escazú (AE), hecho que ocurrió el 17 de marzo de 2022. Se trata del convenio promovido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), había sido impulsado por Chile y Costa Rica en 2018. El objetivo de este acuerdo es facilitar el acceso a la información pública, así como promover la participación ciudadana en las políticas medioambientales de América Latina y el Caribe. El acuerdo había sido rechazado por el gobierno de Piñera en 2020, aludiendo problemas de interpretación.
No obstante, los primeros dos meses de gobierno de Boric, además de enfrentar los problemas asociados a la Covid-19 y las consecuencias del conflicto entre Ucrania y Rusia, que se ha traducido en un alza significativo del costo de la vida, ha debido enfrentar un tema de largo recorrido: Se trata del conflicto con las comunidades mapuches en el sur de Chile. Ha sido un problema mal manejado por los gobiernos de turno, recurriendo a la militarización de los territorios localizados en las regiones de la Araucanía y Biobío. El gobierno de Piñera, había intentado militarizar estos territorios, mediante el envío del Decreto N° 249, el 30 de septiembre 2021, que buscaba “autorizar a las Fuerzas Armadas para cumplir labores de prevención y control de orden público en las provincias de Biobío, Arauco, Cautín y Malleco». En esa oportunidad, la Contraloría de la República, calificó de inconstitucional el decreto, dejándolo sin efecto. Sin embargo, el 12 de octubre del mismo año decretó el estado de excepción en la denominada “MacroZona sur”, situación que se extendió hasta febrero del 2022. En Chile –como en otros países con pasado de dictaduras militares- la imagen de las fuerzas armadas desplegadas en ciudades y campos, es altamente sensible, sobre todo por la deuda en materia de justicia y verdad que está pendiente. Pero también porque perpetúa una política de criminalización de los mapuches.
Tanto Boric como su gabinete, se han manifestado abiertamente contrarios a “la estrategia de decretar estados de excepción constitucional en La Araucanía y zonas aledañas, donde el conflicto por las tierras ancestrales se ha complejizado en los últimos años con delitos como el robo de madera y el narcotráfico6”. Si bien el nuevo gobierno tenía como estrategia el diálogo político, no se ha podido desarrollar debido a la compleja situación de violencia que vive este territorio. Lamentablemente, el actual gobierno mediante Decreto N° 189 (17/05/2022) ha instaurado el estado de emergencia, en la región del Biobío y en toda la región de La Araucanía. La medida decretada por el Ejecutivo está acotada a rutas y carreteras. Esta decisión ha generado críticas dentro del propio gobierno y simpatizantes, porque significa, nuevamente, la militarización de un territorio con problemáticas que requieren ser abordadas de otra manera, como han señalado expertas y expertos en temas de interculturalidad e indigenismo. La tensión que emerge a propósito del conflicto mapuche, es uno de los ámbitos en que la estrategia del gobierno debe perfilar nuevos horizontes de diálogo, pero para ello, militarizar otra vez los territorios, no es una idea que sume, sino que genera el efecto contrario por parte de las comunidades mapuches.
En definitiva lo que se observa con el gobierno de Boric, tiene que ver con la complejidad que adquiere la instalación de reformas estructurales, en un país donde el ámbito de los derechos había estado supeditado al mercado. La propuesta del presidente Gabriel Boric, requiere también un cambio cultural, que sabemos que es un arduo trabajo, pero no por ello imposible. Requiere paciencia, convicción, compromiso y probidad, ejes que resultan ser claves para instalar una gobernanza que aborde los complejos desafíos en la sociedad chilena del siglo XXI.
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Romané Landaeta, es una historiadora, Doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, ha publicado numerosos artículos sobre Chile y América del Sur. Actualmente es Académica en el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas – CEDER, Universidad de Los Lagos.
NOTAS
1 Por su parte, el candidato de derecha, José Antonio Kast Rist, obtuvo un 44,13% de los votos escrutados. Servicio Electoral de Chile, SERVEL, https://www.servelelecciones.cl/ [consultado: 21/04/2022].
2 Antes de Boric, Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000) ganó las elecciones presidenciales con un 57,9% de votos, cuando éste era obligatorio.
3 Apruebo Dignidad es una coalición política de izquierda y centroizquierda, inscrita oficialmente en SERVEL el 11 de enero 2021. Está compuesta por los conglomerados que conforman de un lado el Frente Amplio compuesto por (Convergencia social (CS), Revolución Democrática (RD) y Comunes), y de otro, Chile Digno, Verde y Soberano (Partido Comunista de Chile (PCCH), Federación Regionalista Verde Social (FRVS), y Acción Humanista), además de otras fuerzas políticas como Movimiento Unir, Izquierda Cristiana de Chile y Plataforma Socialista.
4 https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20220121-boric-gabinete-chile-mujeres, 21/01/2022. Recuperado (15/05/2022)
5 La conformación de los ministerios durante el gobierno de Gabriel Boric Font (2022-2026) es la siguiente:
Ministerios: Interior y Seguridad Pública, Izkia Siches Pastén; Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola Noguera; Defensa, Maya Alejandra Fernández Allende; Hacienda, Mario Marcel Cullell; Secretaría General de la Presidencia, Giorgio Jackson Drago; Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo Dowling; Economía, Fomento y Turismo; Nicolás Grau Veloso; Desarrollo Social y Familia, Janette Vega Morales; Educación, Marco Ávila Lavanal; Justicia y Derechos Humanos, Marcela Alejandra Ríos Tobar; Trabajo y Previsión Social, Janette Jara Román; Obras Públicas, Juan Carlos García Pérez de Arce; Salud, María Yarza Sáez; Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes Cisternas; Agricultura, Esteban Valenzuela Van Treek; Minería, Marcela Hernando Pérez; Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz Abogabir; Ministerio de Bienes Nacionales, Javiera Toro Cáceres; Ministerio de Energía, Claudio Alberto Huepe Minoletti; Medio Ambiente, Maisa Rojas Corradi; Ministerio del Deporte, Alexandra Benado Vergara; Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana Guarello; Culturas, Artes y Patrimonio, Julieta Brodsky Hernández; Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Flavio Salazar Onfray.6 https://elpais.com/chile/2022-05-18/gabriel-boric-da-un-giro-politico-y-echa-mano-a-los-militares-en-una-zona-de-reclamo-mapuche.html (consultado 15/05/2022).