Por MARCELLO MUSTÉ
Editorial Einaudi, en su prestigiosa colección «I Milleni», y con la colaboración de la Fundación Gramsci, publica una nueva edición crítica de las Lettere dal carcere de Antonio Gramsci, edición al cuidado de Francesco Giasi y con la contribución de Maria Luisa Righi, que ha redactado una informadísima «cronología de la vida» y excelentes biografías de «corresponsales y familiares», y de Eleonora Lattanzi y Delia Miceli, que han coordinado la investigación en el archivo gramsciano y en el Archivo central del Estado. No se trata de una edición «definitiva», como escribió indulgentemente Marco Revelli en la «Stampa» del 11 de octubre, pero sí desde luego de un punto de llegada, de un aterrizaje consistente tras una larga historia que comenzó justo en los días siguientes a la muerte de Gramsci.
Las novedades son numerosas y relevantes. Cuatro cartas (tres de 1929 a la madre Giuseppina Marcias, una al hermano Gennaro Gramsci de 1930) son inéditas, como lo son tres telegramas, tres tarjetas postales y tres documentos muy significativos publicados en apéndice. Además de estos doce textos desconocidos hasta hoy (a los que hay que añadir el texto completo de dos cartas que solo se habían publicado parcialmente), el editor ha podido proponer hipótesis razonadas de fechas para numerosas cartas que no estaban datadas, gracias al examen de referencias internas, de las cartas recibidas y de las de Tatiana Schucht a los familiares. Pero el aspecto más original de esta edición consiste en la riqueza de un aparato crítico tan conciso como exhaustivo, ejemplar en la forma y eficaz en la sustancia, lo cual aporta una guía segura y una brújula orientativa al lector, gracias a meticulosas investigaciones históricas y a la utilización de las cartas recibidas por Gramsci y de correspondencias paralelas. Muchas dudas, a veces sobre episodios mínimos y personajes menores (véanse, a título de ejemplo, las referencias a Ugo Sansone y Giorgio Levi Della Vida), son resueltas y restituidas a un conocimiento cierto. Finalmente, la introducción, compendiada en cuarenta páginas, ofrece todas las coordenadas para valorar la historia y la importancia del texto, así como los problemas filológicos que ello supone, tanto los que se han resuelto como los que quedan por estudiar. La edición, por tanto, no puede denominarse «definitiva», porque faltan algunas decenas de cartas, perdidas o dispersas, y es de esperar que tarde o temprano puedan ser encontradas e integradas en el cuerpo de la obra. Pero sin duda representa la nueva edición crítica de «referencia» de las Cartas desde la cárcel, en la que, a partir de ahora, tendremos que leer a este clásico de nuestra literatura.
Para entender el valor de este libro, es aconsejable tener en cuenta la larga historia de la obra, que Giasi traza con precisión en las páginas introductorias. Cuando se publicó la primera edición en 1947 (que sumaba 218 cartas, frente a las 489 actuales), la historia de las cartas gramscianas ya era larga y no poco accidentada. Desde 1937, año de la muerte de Gramsci, fueron apareciendo extractos y avances, desde las primeras cinco cartas de 1932 sobre Benedetto Croce publicadas en «Stato Operaio» de París (cuatro de las cuales fueron reproducidas en 1942 en la edición de Nueva York) hasta la difusión de otros documentos, entre 1944 y 1946, en «Rinascita», ‘Politecnico’, ‘Science & Society’. Entretanto se continuaba con el trabajo de recogida y traducción, y ya a finales de 1940 Togliatti había reunido un catálogo de 267 cartas, de las cuales 223 estaban relacionadas con el periodo de la prisión. La búsqueda de editor también fue laboriosa y llegó a Einaudi tras intentos con «Nuova Biblioteca» de Carlo Bernari y la Ricciardi de Raffaele Mattioli. En cualquier caso, la edición de 1947 significó un extraordinario éxito editorial, no solo por la concesión del Premio Viareggio, sino también por el gran eco en el mundo de la crítica, con reseñas de Croce y de otros muchos intelectuales. Fue el descubrimiento de un hombre y de un pensador de nivel mundial (no por casualidad comparado, por el mismo Croce, con Tomás de Aquino y Giordano Bruno), del que, antes de la publicación de los Quaderni del carcere entre 1948 y 1951, se sabía poquísimo. Lo sorprendente es precisamente esto, que las cartas tuvieran tanto éxito como obra literaria, como testimonio de un drama humano y de una inteligencia libre y sin límites, cuando la biografía del autor y la profundidad real de su pensamiento parecían casi desconocidas.
Sin duda representa la nueva edición crítica de «referencia» de las Cartas desde la cárcel, en la que, a partir de ahora, tendremos que leer a este clásico de nuestra literatura
La edición de 1947 no representó la conclusión sino el comienzo de un recorrido que continúa todavía hoy y del que este libro al cuidado de Giasi constituye un excelente resultado. La búsqueda de las cartas de Gramsci continuó, de hecho, en años sucesivos. Para limitarnos a algunos ejemplos: en 1964 salían en Il Saggiatore los dos volúmenes (los únicos publicados) de las 2000 pagine di Gramsci, al cuidado de Giansiro Ferrata y Niccolò Gallo, que presentaban 77 cartas inéditas y sobre los cuales Togliatti, que había animado a sus editores, escribió una memorable recensión; al año siguiente se publicaba la nueva edición de Einaudi en la colección «Universale», al cuidado de Sergio Caprioglio y Elsa Fubini, con 119 inéditos. Hasta la edición Sellerio de 1996, al cuidado de Antonio Santucci, y sin olvidar los dos pequeños volúmenes anexos en L’Unità en el año 1988, el corpus de las cartas se ha ampliado cada vez más hasta llegar hoy a la cifra de 489. En el mismo periodo (gracias a Giuseppe Fiori, Paolo Spriano, Giuseppe Berti y otros autores) se arrojó una luz, quizás solo una primera luz, sobre la biografía de Gramsci. Los posteriores descubrimientos de cartas han incrementado el patrimonio literario de la obra, pero sobre todo ha aumentado el conocimiento sobre la vida del autor, incluso en el periodo de las duras condiciones carcelarias. La adquisición de nuevos documentos –los depositados por Giuliano Gramsci en 1985 y 1991, los localizados en los archivos de Moscú– y la publicación de comunicaciones paralelas –la correspondencia entre Sraffa y Tatiana, las cartas de Tatiana a los familiares, la edición de 1997 del epistolario entre Gramsci y Tatiana– han cambiado sustancialmente el marco de referencia y han hecho posible una edición crítica tan madura como la presente.
Además de su introducción, Giasi dedica dos densas páginas de agradecimientos a todos aquellos que, de forma directa o indirecta, han colaborado en esta edición de las cartas. Escribe que «el volumen es fruto de un trabajo colectivo». A mí también me parece que una obra tan lograda ha sido posible gracias a todo un largo periodo de investigaciones, basado en nuevos criterios y en métodos renovados, que comenzó en 1991 con los primeros seminarios sobre el proyecto de la Edición de los escritos de Gramsci. Los primeros volúmenes han venido apareciendo, editados por el Instituto de la Enciclopedia Italiana, a partir de 2007 y la obra está en pleno desarrollo. También ahí surge la imagen de un nuevo Gramsci, con la publicación de documentos hasta ahora inaccesibles (comenzando con los dos volúmenes de los cuadernos de traducción), con la revisión de muchas atribuciones y dataciones y el incremento de las fuentes disponibles. Alrededor de la obra en marcha de la Edición Nacional, han prosperado estudios y se han formado jóvenes eruditos, que han adquirido una perspectiva filológica más madura y la capacidad de entrelazar, de una manera desconocida en el pasado, las líneas de la biografía y las del pensamiento, iluminando la una a la otra. Ahora es posible para nosotros, además, lo que no fue posible en 1947 y en los años siguientes: es decir, leer las cartas enviadas desde la prisión junto con los cuadernos donde el importante prisionero fijaba los principios de su pensamiento original, integrando las noticias (cronológicas y no sólo cronológicas) de las comunicaciones epistolares con el work in progress de su elaboración teórica.
Restituye en su integridad y, al mismo tiempo, con mucho rigor una obra maestra de la literatura epistolar de cualquier época y lugar
En el plan de la Edición Nacional está prevista toda una sección, la tercera, dedicada al epistolario de Gramsci, donde aparecerán las cartas de la cárcel junto con las de los corresponsales y otros documentos útiles para la comprensión de la obra. Será una herramienta esencial para el estudio de la biografía de Gramsci y el desarrollo de su pensamiento y de sus relaciones humanas. Pero el volumen editado por Giasi nos ofrece algo más o en todo caso no algo menos, respecto a ese próximo e indispensable libro. Nos restituye en su integridad y, al mismo tiempo, con mucho rigor una obra maestra de la literatura epistolar de cualquier época y lugar, el testimonio de un drama humano y de una prodigiosa capacidad de elaboración intelectual que supieron elevarse, en la secuencia repetitiva del aislamiento, en la oscuridad de una celda o en la habitación de una clínica, hasta la cima de una elevadísima expresión. Más allá de la sagacidad de los intérpretes y de la riqueza del aparato crítico, este libro debería ser leído así hoy: como una obra literaria integral e independiente, sugerente y profunda. Como una autobiografía trazada día a día, con todos los sufrimientos y las pequeñas alegrías, las debilidades y la energía positiva, que acompañaron la historia de un hombre, de un pensador y de un líder político, derrotado en aquel momento, pero no doblegado, y capaz de lanzar más allá de aquel presente una mirada tan larga como para llegar hasta nosotros.
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Marcello Mustè. Historiador de la filosofía, profesor en la universidad La Sapienza de Roma. Es miembro del Consejo científico de la Fundación Gramsci y de la Comisión científica para la Edición Nacional de los escritos de Antonio Gramsci.