Por GUILLERMO MARTÍN – ARGÜELLES
La creciente desigualdad es el principal mal de nuestros tiempos. La brecha existente cada vez más grande entre una élite y amplias capas de población, que han visto como el ascensor social hace tiempo que dejó de funcionar, ponen en evidencia un sistema económico que perpetúa los estratos sociales existentes, a la vez que condena a la precariedad laboral y al ostracismo a la mayor parte de la sociedad.
Rendueles, en un ensayo lúcido y de fácil lectura, propone una serie de medidas igualitaristas en el campo de la educación, del trabajo o de la cultura, entre otros, yendo a la raíz del problema. Y es que el neoliberalismo ha conseguido rompernos como comunidad social, aislándonos entre nosotros e introduciéndonos en una competitividad sin límites ni reglas. De manera artificial, las sociedades de mercado conciben las relaciones mercantiles como un proceso que forma parte de la naturaleza humana, cuando en términos históricos el ser humano se ha relacionado entre sí como parte de una colectividad común, que sobrevivía de manera conjunta.
La pandemia producida por el coronavirus ha puesto de relieve lo indispensables que son los cuidados mutuos, así como la protección de los sectores más vulnerables
La pandemia producida por el coronavirus ha puesto de relieve lo indispensables que son los cuidados mutuos, así como la protección de los sectores más vulnerables; pues si una cosa ha quedado clara, es que para ejercer el cuidado es imposible hacerlo en soledad. De la misma forma, cualquier proyecto emancipatorio tiene que pasar por un proceso de responsabilización colectiva en todos los ámbitos, pues nos encontramos en una encrucijada histórica, en el que las consecuencias del cambio climático están ahí, y tarde o temprano pondrán en jaque al sistema en su conjunto.
En conclusión, el autor nos propone que reflexionemos acerca de la igualdad, y como esta no debe ser un fin en sí mismo o un programa político, sino un trayecto que debemos abordar de manera conjunta y compartida, que vuelva a repolitizarnos como sociedad, y que siente las bases de un sujeto político llamado nosotros, que dé a cada cual, según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades.
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Guillermo Martin Argüelles. Historiador