Por FUNDACIÓN «CLAUDIO SABATTINI» / ASOCIACIÓN CULTURAL «PUNTO ROSSO»
EL PAPEL DE LA ESTRUCTURA INDUSTRIAL EN LAS POLÍTICAS EUROPEAS
Siguiendo una tradición tecnocrática que viene de antiguo, la Unión europea ha anunciado una nueva revolución industrial que integrará las nuevas funcionalidades de las TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) en la estructura industrial; dicha revolución estará basada en fábricas inteligentes conectadas a los internodos de cadenas de valor fuertemente segmentadas. El nuevo programa, llamado Industrie 4.0, revolucionará tanto las fábricas como las relaciones entre ellas, remodelando las cadenas de valor existentes.
Dos hipótesis de base sostienen el programa: la reafirmación de la importancia estratégica del sector industrial, y la necesidad de su innovación. Una innovación que se persigue a través de la integración de la producción y de los servicios en el diseño y en los componentes, tanto de los productos como de los procesos productivos: se trata del mismo concepto que caracteriza la llamada manufactura híbrida. Si bien el reconocimiento del papel estratégico de la industria y, en consecuencia, la necesidad de una política industrial, es positivo, con todo no esconde la presencia de una concepción criticable persistente en las políticas de desarrollo diseñadas por la Comisión Europea.
En primer lugar, la nueva política industrial sigue aún ligada a la idea de que la estructura de la oferta, es decir lo que se produce y para quién, depende en exclusiva de las dinámicas de los mercados internacionales y se sitúa por consiguiente fuera de la esfera de la política y de la discusión pública y democrática. Lo cual implica, dado que la estructura industrial europea está cada vez más concentrada y organizada en oligopolios, la delegación de cuestiones de gran trascendencia pública a las decisiones de unos pocos actores privados. La implicación obligada es que las políticas públicas deben tener como única preocupación algunos aspectos “complementarios”, como el desarrollo de nuevas infrastructuras «inteligentes» y la transferencia de dinero para apoyar experimentaciones tecnológicas y manageriales.
La convicción tradicional en la que se asienta esta toma de posición es el supuesto papel de arrastre que desempeñan algunos casos ejemplares; ellos deberían proporcionar la pauta para favorecer la difusión de un rediseño de la industria europea en su conjunto, gracias a su valor positivo intrínseco. La experiencia de los programas europeos del pasado debería ser suficiente para testimoniar que ese presunto efecto “detonante” no existe; los casos estudiados, incluso cuando analizan experiencias exitosas, pueden ser útiles, como máximo, para reorganizar nichos específicos. El defecto lógico de este modo de razonar es la llamada falacia de composición, es decir la suposición de que algo es verdadero en todo, por el hecho de ser verdadero en una parte del todo. Un ejemplo de error lógico de este tipo es la conclusión de que, puesto que Alemania y la Italia septentrional han llevado a cabo con éxito estrategias “neomercantilistas”, todos los países deberían hacer lo mismo; o bien considerar como un objetivo positivo el impulsar hacia arriba la cadena de valor, como ha hecho Alemania, y concluir que todos los demás países deberían hacer lo mismo.
Apuntar a una conclusión de este tipo significa no comprender que Alemania puede ocupar la parte superior de una cadena de valor solo si los demás países de la UE permanecen en la parte inferior de la misma; son las dos caras de la misma moneda, al estar las dos cosas funcionalmente ligadas entre sí. Por otra parte, los oligopolios que controlan la industria europea, tanto los más grandes como las llamadas «multinacionales de bolsillo», distribuyen el valor añadido del producto a lo largo de toda la cadena de valor, sobre la base de su poder de mercado; confirmando, y por tanto manteniendo, la estructura desigual de la industria europea.
Está claro que la innovación es necesaria en una nueva estructura industrial y económica; sin embargo, conviene precisar que la alta tecnología es tan solo una de las posibles vías a seguir
En segundo lugar, se proyecta la estructura de los suministros, por un lado, sobre la base de una sobrevaloración consistente de la importancia de los mercados internacionales y de la competitividad; y, por otro, a partir de una subestimación de la importancia de la demanda interna de cada país y de su necesidad de productos/servicios con un fuerte componente público, así como de una creciente demanda de formas de economía compartida. Estos últimos no son solo aspectos relevantes desde el punto de vista cultural e ideológico; además, conectan con tendencias globales que pueden incidir de forma significativa en muchos sectores industriales. Un ejemplo lo representa la evolución del sector automovilístico después de la progresiva reducción del modelo constituido por la propiedad individual del vehículo.
En tercer lugar, el desarrollo económico se identifica, por un lado, con la presencia de altos beneficios y fuertes inversiones, y por otro lado, a partir de una alta tecnología entendida como el componente principal de la innovación. Está claro que la innovación es necesaria en una nueva estructura industrial y económica; sin embargo, conviene precisar que la alta tecnología es tan solo una de las posibles vías a seguir. El hecho de poder integrar productos y servicios abre el camino a un modelo de innovación donde el componente del servicio, y el cómo realizarlo, es la principal característica innovativa; mientras que la opción representada por la alta tecnología se ajusta más a un modelo basado en inversiones fuertes y altos beneficios.
Es necesario además someter a un análisis crítico la naturaleza de las tecnologías horizontales, es decir de una gran parte de las aplicaciones de las TIC, cuya arquitectura interna les permite plegarse en direcciones diversas para adaptarse mejor a una nueva estructura de suministro de productos y servicios. De ahí que las consecuencias sociales del proyecto Industrie 4.0, tal como se viene configurando en la actualidad – por ejemplo en lo relativo al desempleo, así como en la cuestión de la composición de la fuerza de trabajo en términos de competencias profesionales –, se releguen a un segundo plano. Se asume de forma implícita la existencia de un equilibrio automático, por lo menos en el medio-largo plazo, entre los puestos de trabajo creados y los perdidos. Tal hipótesis, sin embargo, como han demostrado a partir de los años setenta una gran cantidad de estudios, es muy discutible. Debe darse a esta preocupación una importancia particular, dado el persistente déficit de empleo que caracteriza a muchos países europeos, debido, tanto a tendencias a largo plazo (la secular stagnation, o estancamiento secular), como a la reciente revolución de la robótica que, según muchos estudios, no parece crear desocupación únicamente en los procesos de manufactura, sino también entre los profesionales y el personal administrativo.
El problema que emerge es qué hacer en los próximos 10-15 años en lo que se refiere a la fragmentación, del mercado de trabajo europeo, donde un porcentaje creciente de la generación más joven solo tiene acceso a empleos mal pagados, con condiciones de trabajo deficientes y niveles altos de inestabilidad
En consecuencia, aunque existiera la posibilidad de un balance positivo a medio y largo plazo, el problema que emerge es qué hacer en los próximos 10-15 años en lo que se refiere al dualismo, o dicho con mayor precisión la fragmentación, del mercado de trabajo europeo, donde un porcentaje creciente de la generación más joven solo tiene acceso a empleos mal pagados, con condiciones de trabajo deficientes y niveles altos de inestabilidad.
Para concluir, el programa Industrie 4.0, como los anteriores programas europeos, deduce, en buena medida desde una perspectiva tecnocrática, el potencial de los nuevos desarrollos tecnológicos orientándolo hacia la mejora de los actuales modelos específicos de business. Este enfoque “top-down” está teniendo dificultades con una gran parte de la opinión pública, incluido el mundo del trabajo en su definición más amplia, desde los sindicatos y los consejos de fábrica, hasta grupos definidos de trabajadores, incluidas las personas que, aun no estando sujetas a una relación de trabajo formal, son en realidad dependientes a todos los efectos.
INDUSTRIE 4.0 Y LAS TECNOLOGÍAS DE INNOVACIÓN RADICAL
Según el Informe final del grupo de trabajo Industrie 4.0 (Kagermann, H., Helbig, J., Hellinger, A., & Wahlster, W., “Recommendations for Implementing the Strategic Initiative INDUSTRIE 4.0: Securing the Future of German Manufacturing Industry; Final Report of the Industrie 4.0 Working Group”. Forschungsunion, 2013), promovido por el Ministerio federal de Educación e investigación del Gobierno de Alemania, la idea básica es desarrollar un proyecto interdisciplinar «concentrado en la creación de productos inteligentes, procedimientos inteligentes y procesos inteligentes. Las Fábricas Inteligentes constituyen un elemento clave de Industrie 4.0.
Las Fábricas Inteligentes tienen capacidad para gestionar la complejidad, están menos expuestas a roturas y son idóneas para fabricar productos de modo más eficiente. En la fábrica inteligente, los seres humanos, las máquinas y los recursos entran en comunicación mutua del modo más natural, como en una social network (red social).
Los productos inteligentes conocen en detalle cómo han sido fabricados y cómo están destinados a ser utilizados. Esos productos secundan activamente el proceso de fabricación, al responder a preguntas como «¿cuándo me han hecho?”, “¿qué parámetros deberían ser utilizados para elaborarme?”, “¿dónde debería ser remitido?», etc. Sus interfaces con movilidad inteligente, la logística inteligente y las redes inteligentes harán de la fábrica inteligente un componente clave de las infraestructuras inteligentes de mañana.
Este objetivo comporta la transformación de las cadenas de valor tradicionales y la emergencia de nuevos modelos de business.
Industrie 4.0, en consecuencia, no debería ser considerada aisladamente, sino ser vista como uno más de una serie de sectores clave en los que es necesario intervenir.» (Kagermann et al, 2013, pag. 19).
Las principales áreas interesadas son el Internet de las Cosas (IoT) y el Internet de los Servicios (IoS), en tanto que los componentes clave son los Sistemas Ciber-Físicos (CPS) y las Fábricas Inteligentes.
Según Hermann, M., Pentek, T., & Otto, B. (“Design Principles for Industrie 4.0 Scenarios: A Literature Review”. Working Paper No. 01/2015, Technische Universität Dortmund Fakultät Maschinenbau, Audi Stiftungslehrstuhl Supply Net Order Management, p. 9), «la integración del Internet de las Cosas (IoT) y el Internet de los Servicios (IoS) en el proceso de producción ha puesto en marcha la cuarta revolución industrial. […] El IoT permite a “cosas” y “objetos” tales como la identificación por radio frecuencia (RFID), los sensores, los accionadores o las aplicaciones de teléfonos móviles, interactuar entre ellos y cooperar con los componentes inteligentes de su entorno para alcanzar objetivos comunes a través de esquemas de guiado específicos. Sobre la base de la definición antes dada de CPS, “las cosas” y los “objetos” pueden ser concebidos como CPS. El IoT, por tanto, puede ser definido como una red en la cual Ios CPS cooperan el uno con el otro a través de esquemas de guiado específicos. Ejemplos de aplicación del IoT son las Fábricas, las Casas y las Redes inteligentes.»
A su vez, el Internet de los Servicios permite «a los vendedores de servicios ofrecer sus servicios vía internet. […] El IoS incluye a los participantes, más una infraestructura para los servicios, modelos de business y servicios propiamente dichos. Los servicios son ofrecidos y combinados en servicios con valor añadido por parte de varios suministradores; son comunicados a los usuarios y a los consumidores, y se accede a ellos a través de diversos canales. (Plattform Industrie 4.0, 2013, p. 4). Cabe imaginar que este concepto se transferirá en el futuro desde las empresas particulares a redes complejas de valor añadido. Las fábricas pueden ir un escalón más allá y ofrecer tecnologías especiales de producción en lugar de solo tipos de producción. Estas tecnologías de producción serán puestas a disposición de todos en el IoS y podrán ser utilizadas para la producción o para compensar capacidades productivas.»
Los componentes principales son, de un lado, los sistemas ciber-físicos (CPS), es decir: «la convergencia del mundo físico y el virtual (el ciberespacio)» (Final report: 13). Industrie 4.0 integrará técnicamente: «los CPS en la manufactura y en la logística, e integrará el uso del Internet de las Cosas y de los Servicios en los procesos industriales. Esto producirá efectos en la creación del valor, en los modelos de business, en los servicios al consumidor y en la organización del trabajo» (ibidem: 14).
Por otro lado, están las fábricas inteligentes ya definidas antes.
Según Hermann et al (2015, pp. 10-12), los principios del proyecto Industrie 4.0 son:
- Interoperabilidad: En Industrie 4.0 las empresas, los CPS y los seres humanos están conectados en el Internet de las Cosas; por este motivo los estándares de conexión serán un factor clave para la comunicación entre los CPS de los diversos productores.
- Virtualización: los CPS tienen capacidad para monitorizar los procesos físicos a través de modelos virtuales de instalaciones y modelos de simulación. En caso de avería, un ser humano puede ser informado de lo ocurrido y recibir todas las informaciones necesarias (como por ejemplo los próximos pasos a seguir para la reparación, o los dispositivos de seguridad).
- Descentralización: La demanda de productos particulares siempre dificulta el control por parte de sistemas centralizados. Los ordenadores incorporados (“Embedded”) permiten a los CPS tomar decisiones por cuenta propia, de modo que las planificaciones y los controles centralizados ya no son necesarios.
- Capacidad en tiempo real: para las tareas organizativas es necesario que los datos sean recogidos y analizados en tiempo real.
- Servicio de Orientación: Los servicios de las empresas, los CPS y los seres humanos están disponibles en el IoS y pueden ser utilizados por otros participantes. Pueden ser ofrecidos tanto internamente dentro de los límites de la empresa, como entre empresas diferentes.
- Modularidad: Los sistemas modulares tienen capacidad para adaptarse de forma flexible a exigencias cambiantes, mediante la sustitución o expansión de los módulos integrados en ellos. Por tanto, los sistemas modulares pueden ser fácilmente regulados-ajustados en caso de fluctuaciones estacionales, o en caso de cambios de las características del producto.
Descontadas las exageraciones propagandísticas, Industrie 4.0 implica dos series principales de objetivos, el primero de ellos realizable, y el segundo irreal aun en el caso de que se realizara el primero.
La primera serie de objetivos comprende «las nuevas oportunidades de business y los nuevos modelos de business» (Hermann et al, 2015, pp. 22-23), y «nuevos servicios-base, que activan en tiempo real las plataformas CPS» (Hermann et al, 2015, pp. 24-25). Esto significa de un lado que la integración horizontal y vertical de los procesos productivos preparará la fase para la producción híbrida, es decir la integración interna de los productos y los servicios para la personalización completa y flexible de cada producto/servicio. De otra parte, eso comporta la reconfiguración, en breve tiempo, de las cadenas de suministro en la forma de procesos de producción integrados e inteligentes casi sin solución de continuidad.
La segunda serie de objetivos, la creación de «nuevas infraestructuras sociales en los lugares de trabajo» (Hermann et al, 2015, pag. 23), debería ser evaluada desde una perspectiva crítica. Según Kagermann et al (2013), la nueva infraestructura social permitirá realizar una serie de actividades relacionadas con el trabajo. La primera en orden de importancia, al menos para la tendencia demográfica de Alemania, será la de desarrollar sistemas adecuados de «gestión de la salud y de la organización del trabajo, modelos de aprendizaje permanente y planes complementarios de estudios, estructuras de gestión de los equipos y del conocimiento» (Kagermann et al, 2013, p. 23) para una fuerza de trabajo que envejece; este nuevo sistema de puestos de trabajo debería además permitir la utilización de inmigrados y de trabajadores de baja cualificación, con una necesidad creciente de formación ulterior.
El segundo objetivo es la posibilidad/capacidad de «conseguir la mayor implicación estructural posible de los trabajadores en el proceso de innovación» (Kagermann et al 2013, p. 23).
En cuanto al tercer objetivo, se apunta: «tendrá un papel importante el cambio de paradigma hombre-tecnología y la interacción hombre-ambiente generada por Industrie 4.0, con nuevas formas de trabajo colaborativo de fábrica, susceptible de ser realizado fuera del establecimiento, en lugares de trabajo móviles y virtuales.
Los trabajadores dependientes estarán apoyados en sus tareas por sistemas de asistencia inteligentes con interfaces multimodales y fácilmente utilizables. Más allá de la formación general y de las medidas de los CPS, los modelos de organización del trabajo y diseño serán la clave para permitir una transición exitosa, susceptible de ser acogida positivamente por el mundo del trabajo. Estos modelos deberían combinar un elevado grado de autonomía autorregulada, con enfoques de leadership y de gestión descentralizados. Los trabajadores dependientes deberían tener mayor libertad de tomar sus propias decisiones, implicarse de forma más activa y regular su propia carga de trabajo.» (Kagermann et al, 2013, p. 23).
El cuarto objetivo se basa en un concepto que apareció con mucha frecuencia en los programas europeos de los años setenta: «El enfoque socio-técnico de la iniciativa Industrie 4.0 desbloqueará nuevas potencialidades para el desarrollo de las innovaciones necesarias, sobre la base de una mayor conciencia de la importancia del trabajo humano en el proceso de la innovación.» (Kagermann et al, 2013, p. 23).
El primer objetivo arriba mencionado aspira a superar una característica muy crítica del mercado de trabajo alemán, lo que no será una tarea fácil a breve plazo; sin embargo, las condiciones del mercado de trabajo no son homogéneas en toda Europa, y los demás países de la UE pueden verse enfrentados a problemas de orden diferente. Se trata de un objetivo muy costoso de realizar: ¿son estos costes compatibles con la distribución irregular del valor añadido a lo largo de las cadenas de proveedores y con los distintos niveles de tutelas del trabajo en los países de la UE? ¿Existe un riesgo cierto de una ulterior segmentación de la cadena de suministradores, en el interior de cada país y entre distintos países, y de la fuerza de trabajo misma?
La tecnología resulta útil en muchos casos, pero no es capaz de superar el problema que representan dos objetivos contradictorios: el de atraerse la inteligencia de los trabajadores, por un lado, y el de controlar sus prestaciones, por el otro
El segundo y el tercer objetivo figuran en la agenda de las empresas de la UE desde hace por lo menos dos decenios. La tecnología resulta útil en muchos casos, pero no es capaz de superar el problema que representan dos objetivos contradictorios: el de atraerse la inteligencia de los trabajadores, por un lado, y el de controlar sus prestaciones, por el otro. Hasta hoy, la solución adoptada por los managers ha sido la de forzar la segmentación de la fuerza de trabajo, considerando que se trata de un vínculo social antes que tecnológico.
Por el contrario, las «condiciones respecto de la organización que deberían establecerse, en síntesis, están contenidas en la definición de las organizaciones de alta conductibilidad» (Spitzley, A., Rogowsky, T., & Garibaldo, F., Eds. [2007]. “Open innovation for small and medium sized enterprises: ways to develop excellence.” Fraunhofer-Institute for Industrial Engineering.) «Para resumir, la antropología, la psicología cognitiva y el psicoanálisis coinciden en la conclusión de que, para posibilitar que las personas sean creativas, proactivas y flexibles, las organizaciones deben estar abiertas a una fuerte participación, no solo sobre las estrategias de acción, sino además sobre las variables de gobierno. Por otra parte, a fin de que la creatividad pueda fructificar, es necesario un ambiente organizativo basado en la confianza, en la equidad, en la justicia social, en la delegación de poderes y en la autonomía individual y la responsabilidad aceptada en relación con el propio éxito. Este ambiente es una necesidad para la media de los trabajadores, y si se lleva a la práctica, conduce a una organización flexible» (Garibaldo, F., “A Human-Centered Design for Work Places: Opportunity and Constrains”. En Jeschke, S.; Isenhardt, I.; Hees, F; Trantow, S., eds., Enabling Innovation-Innovative Capability – German and International Views. Springer, 2011, p. 191).
El cuarto objetivo se basa en un concepto sociotécnico. Como Trist y Murray (1993, p. 30) han destacado, «tiene su origen en los primeros estudios sobre la minería» (Trist y Bamforth, 1951). Numerosos proyectos demostraron que el modelo prevalente de burocracia “top-down” estaba empezando a ceder el paso a un paradigma emergente no linear. El nuevo paradigma se basó en el descubrimiento de una correspondencia mejor entre los sistemas social y técnico de una organización; se lo denominó principio de optimización conjunta (Emery, 1959). «La idea de un trabajador estrechamente controlado y formado para desarrollar tareas fraccionadas fue sustituida entonces por la del grupo de trabajo polivalente que podría intercambiar las tareas asignadas en el ámbito de un sistema de tareas conjunto.»
Por tanto, en este caso la referencia remite al concepto del «team», el equipo, que en el nuevo paradigma tecnológico debería resultar más fácil de implementar.
Sin embargo, el concepto es mucho más complejo: «esto conduce a la posterior formulación de Emery (1967) de un segundo principio, la redundancia de las funciones, en contradicción con la redundancia de las partes» (Trist y Murray, 1993, pag. 31). Lo cual implica que la estructura managerial central debería delegar no solo tareas operativas, sino también funciones manageriales en pequeños grupos semiautónomos.
En algunos países de la Europa central y septentrional, en los años setenta en el nivel nacional y más tarde como proyectos europeos, se proyectaron, organizaron e implementaron muchos experimentos para llevar a cabo esta operación. Con todo, esos experimentos, incluso cuando tuvieron éxito, fueron casos aislados, incapaces de transformar la estructura industrial en su conjunto (1). Durante todo el periodo comprendido entre la década de los setenta y el comienzo del nuevo milenio, la tendencia predominante ha sido la de una fuerte reducción del papel de los sindicatos, que inicialmente era considerable y después ha ido descendiendo de forma continuada. De este modo, los experimentos dirigidos a realizar formas de democracia industrial se transformaron en la definición de una nueva técnica de gestión, que hoy representa el modelo del enfoque europeo en el campo de las relaciones industriales.
Durante todo el periodo comprendido entre la década de los setenta y el comienzo del nuevo milenio, la tendencia predominante ha sido la de una fuerte reducción del papel de los sindicatos, que inicialmente era considerable y después ha ido descendiendo de forma continuada
Por otra parte, el proyecto Industrie 4.0 afronta el problema del futuro de los suministradores, por lo menos de los alemanes (recordemos la antes mencionada falacia de composición). La idea de partida es la de un cambio desde el «Made in Germany» al «Concebido in Germany», que representa un modelo enfocado hacia las exportaciones y «un salto cuántico en la innovación» (Final report: 29).
Lo que significa: «conseguir la integración simultánea en estas nuevas redes emergentes de valor, tanto de las empresas de grandes dimensiones que ya hoy operan en el nivel global, como de las pymes que mayoritariamente operan aún solo a nivel regional» (ibidem: 29). Con el fin de llevar a cabo una doble estrategia de «despliegue de los CPS en la producción manufacturera, por un lado, y por otro lado la comercialización de la tecnología GPS y de los productos, a fin de reforzar la industria manufacturera alemana del sector de las instalaciones» (ibidem: 29). El objetivo implícito es un “upscaling” general de las empresas alemanas de dimensiones medias, que se integrarán en redes digitales verticales y horizontales casi sin solución de continuidad. Esta integración permitirá «una ingenierización digital que atravesará de un extremo al otro la cadena completa de valor, tanto del producto como del sistema manufacturero asociado» (ibidem: 30).
TECNOLOGÍAS RADICALMENTE INNOVADORAS (DISRUPTIVAS)
El escenario ideado en el ámbito de Industrie 4.0 no es el único en la literatura corriente sobre la tecnología. Un escenario alternativo es el de las llamadas tecnologías radicalmente innovadoras, que, según el McKinsey Report (2013), comprenden también algunos de los componentes de Industrie 4.0.
En la perspectiva del McKinsey Report, las tecnologías radicalmente innovadoras no solo crean oportunidades nuevas, sino que también tienen efectos sociales problemáticos, porque millones de personas tendrán necesidad de nuevas competencias. Para ser más precisos, se necesitarán personas con nuevas competencias, pero eso no implica que se trate de las mismas personas con competencias nuevas.
En otras palabras, existe un riesgo de “desplazamiento” de muchos trabajadores “viejos”, tal vez incluso de la mayor parte de ellos.
Las «ventajas de las tecnologías pueden ser distribuidas de un modo no uniforme» y «podrían incluso contribuir a ampliar las desigualdades de renta». Por otra parte, según el economista del MIT Erik Brynjolfsson, «es posible que el progreso tecnológico, como la automación del trabajo del conocimiento o la robótica avanzada, pueda crear oportunidades desproporcionadas para algunos trabajadores altamente cualificados y proprietarios de capital; mientras que sustituiría el trabajo de los trabajadores menos cualificados por máquinas. Este hecho subraya la importancia de la formación y la instrucción para la puesta al día y la mejora del nivel de las competencias de los trabajadores, y podría aumentar la urgencia de afrontar estas cuestiones del modo mejor para abordar la creciente disparidad de las rentas» (McKinsey Report 2013, pag. 16).
Está en curso un flujo paralelo de innovación bajo la etiqueta general de economía compartida y de trabajo-on-demand. La combinación de un escenario basado en Industrie 4.0 y en las tecnologías radicalmente innovadoras, por un lado, y en nuevas formas de trabajo, por otro, puede generar consecuencias sociales peligrosas que conviene indagar.
Según un informe de Roland Berger (“The Digital Transformation of Industry. How Important Is It? Who Are The Winners? What Must Be Done Now?”, 2015), encargado por la Federación de las Industrias Alemanas (BDI): «Tres oleadas de transformación digital inundarán estos sectores, y la primera de ellas probablemente afectará precisamente a los dos sectores cuyo valor añadido es el más alto (en términos relativos) de Alemania y de Europa. Las tres oleadas no se producirán de forma simultánea. Una cosa es cierta, sin embargo: la transformación digital repercutirá en todo el panorama industrial» (p. 24).
De forma más detallada, estas tres oleadas son:
Oleada 1: Las industrias automovilística y logística, que están alcanzando ya la divisoria digital;
Oleada 2: La tecnología médica, la ingeniería eléctrica y mecánica, la ingeniería de las instalaciones, los sistemas de instalación y los sistemas energéticos, que están viviendo una etapa de desconcierto digital;
Oleada 3: La química y la industria aerospacial, en fase de cambio digital.